El trabajo, gracia y camino
Autor: Julio Rodríguez Rabellini(G1810)
Cuando uno crece escucha a sus padres hablar de la importancia del estudio y, asociado a eso, plantean el futuro y las posibilidades que podrían existir si uno estudia y se esfuerza. Porque en definitiva el estudio es un paso previo importante para el resto de la vida, dado que el trabajo dependerá, en parte, del conocimiento previamente adquirido y de ello dependerán, en gran medida, las posibilidades de encontrar o desarrollar una profesión.
Luego de años de estudio llega lentamente la etapa en la cual uno comienza a “hacerse cargo” de su vida con conciencia, y el trabajo es la herramienta que tenemos para ir desarrollando parte de la misma. Esto referido en cuanto a financiamiento se refiere, aunque también impacta en la personalidad, en la posibilidad de desarrollar familias, lugar de residencia, etc.
Lo que sí está claro es que el trabajo es la herramienta principal que tiene una persona para desarrollarse, evolucionar, buscar nuevas oportunidades para el impulso de su vida, obtener bienes y servicios, mejorar y cambiar las condiciones de vida, y también ayudar a otros (no solo en términos económicos).
Trabajo y fe
Desde el punto de vista de nuestra fe católica, el trabajo es un medio de perfeccionamiento, de santificación, especialmente cuando se intenta realizarlo de la mejor manera. Además, permite a la persona que lo realiza sentar las bases para construir una familia al tiempo que plantea el desafío de mantener la armonía entre la vida laboral y la familiar. En este punto se considerarían las horas de trabajo, los ingresos que obtiene la persona, las condiciones de desarrollo laboral y el ambiente laboral.
En un párrafo de la carta encíclica “Laborem exercens” se describe el punto anterior, indicando cómo la ideología puede interferir y destruir el fin del trabajo del hombre, anteponiendo otros objetivos:
“Con frecuencia los hombres del trabajo pueden participar y, efectivamente participan, en la gestión y en el control de la productividad de las empresas. Por medio de asociaciones adecuadas, ellos influyen en las condiciones de trabajo y de remuneración, así como en la legislación social. Pero, al mismo tiempo, sistemas ideológicos o de poder, así como nuevas relaciones surgidas a distintos niveles de la convivencia humana, han dejado perdurar injusticias flagrantes o han provocado otras nuevas”.
El trabajo es una participación en la obra creadora de Dios, y fue San José el primero en enseñar a su hijo Jesús la importancia del trabajo. Jesús mismo asumió el trabajo en su vida y, por lo tanto, un trabajo bien hecho se presenta como realidad redentora, es el ámbito en el que el ser humano vive y puede ser medio y camino de santidad.
Otra referencia que indica la importancia del trabajo para la persona está escrita en el Génesis (3:19): “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Esto muestra la importancia que le da Dios al trabajo para el desarrollo de la vida humana y no en un sentido económico solamente, sino como servicio hacia los demás y como medio de santificación.
Por esto es necesario que las personas puedan estudiar y luego trabajar para no depender del poder terrenal de turno y así entender que el esfuerzo realizado procede de la ayuda de Dios y el Espíritu Santo, y que mejorar día a día en el trabajo es una forma de acercarse más a Dios. Porque, en definitiva, estamos en el mundo de paso para la vida eterna, que es la que importa, y el trabajo es otro medio para encaminarse a ese sitio.
Desde una visión schoenstattiana de las causas segundas, somos transparentes de Dios en la medida que estamos en gracia, y cuánta falta hace esa gracia para el mundo laboral en este siglo XXI, especialmente en aquellos que son dirigentes en el ámbito de la función pública o privada.
Como conclusión: el trabajo puede ser un instrumento potente para llegar a Dios. Esforzarse cada día para aprender más o mejorar la tarea que uno realiza es una forma de estar más cerca del camino indicado por Dios, y es esto un medio de santificación. También lo es aportar los propios conocimientos en el ambiente laboral aportando al desarrollo de otras personas.
En este día del trabajador pidamos a San José obrero la gracia de convertir el trabajo en un camino para alcanzar la vida eterna que nuestro Padre Dios nos ha prometido.