La juventud de Schoenstatt presente en la 50° Peregrinación a Luján
Autor: P. Juan Molina
Convocados por las juventudes del Santuario del Centro en Confidentia, casi 300 peregrinos se sumaron a la clásica peregrinación juvenil de la Iglesia argentina. Según medios locales, este año en su quincuagésimo aniversario contó con la asistencia de casi 2.000.000 de peregrinos. Los peregrinos invitados desde Schoenstatt salieron desde tres puntos integrándose a lo largo del recorrido: Liniers, La Reja y la Carpa de María. Así, con esta convocatoria abierta pudieron sumarse desde distintos lugares de la región. Tal como viene ocurriendo desde hace algunos años también llegaron jóvenes provenientes del interior. La organización general estuvo a cargo de Juan Cruz Colombo, seminarista de los padres de Schoenstatt. A continuación, compartimos dos testimonios:
¿Por qué peregrinar? – Ignacio Van Thienen (JM Confidentia)
Preguntas que el sábado me hicieron mucho y siempre di una respuesta distinta, pero que en el fondo todas se complementaban para llegar a la respuesta final, que probablemente sea distinta para cada persona. Para mí, peregrinar es principalmente ir al encuentro con la Virgen, llevarle tus intenciones, propósitos y agradecerle por estar siempre a disposición para lo que uno necesite. Ofrecerle lo que a uno le cuesta y lo que no le gusta hacer.
Pero a su vez, peregrinar también es compartir kilómetros con alguien que necesita conversar, animar a los que les cuesta seguir, cargar en brazos al que ya no da más, sacarle una sonrisa al que se le acumulan las ampollas y sacarle peso de la mochila al que se le acalambran las piernas. Es caminar con tus amigos, con tus familiares y con otros cientos de miles de personas que tienen un mismo objetivo: llegar a la Virgen. Y sin hacerlo una carrera ni a ver quién llega mejor, sino que acompañando entre todos, en unidad. Es ver a los miles de voluntarios que capaz que no pueden caminar, pero que igualmente son parte, ofreciendo vasos de agua, comida, asistencia médica o cualquier cosa que puedas llegar a necesitar. Y también es dedicarle rosarios a la Virgen a lo largo del camino, pidiendo por tus intenciones más fuertes y por aquellos que más lo necesitan.
Todo esto es lo que cada año me motiva a volver a peregrinar, a ir a acompañar a la Virgen en este día tan especial. Llegar a la Plaza Belgrano en frente de la Basílica con todo el equipo y abrazar a cada uno de tus amigos y familiares con los que compartiste el viaje. Entrar a la basílica, que por más cansado que estés y por más gente que haya en la fila, al cruzar la puerta se te renuevan las fuerzas y energías y te olvidas de todos tus dolores. Es llegar a estar en frente de Ella para agradecerle y poder decirle “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”.
Una experiencia única que se repite – Juan Pablo Fragueiro (JM Córdoba)
Este año nuevamente la peregrinación a Luján me llenó el corazón. Hice la primera experiencia el año pasado y como me gustó tanto no podía dejar de hacerla este año. La verdad Luján es una experiencia única, estar caminando junto a miles de hermanos en la fe como Iglesia te emociona mucho y te recuerda la inmensa devoción del pueblo argentino por la Virgen de Luján, su patrona.
Toda caminata o peregrinación tiene su razón de ser en el destino, en el objetivo. Caminar por caminar, a la deriva, sin un norte, no tiene sentido. Y qué mejor razón de caminar que Nuestra Virgen de Luján, patrona de nuestro país, la Mater para nosotros los schoenstattianos. En esta peregrinación cada uno camina a su vez por distintas intenciones, personas, motivos, pero todos nos terminamos conectando en un mismo espíritu que es llegar a los pies de nuestra madre. Por eso yo creo que nos terminamos convirtiendo en una gran familia todos los que caminamos, cada uno con su historia de vida, cruces, intenciones, anhelos, pero todos con el mismo objetivo. A su vez es muy lindo como se van creando y fortaleciendo amistades en el peregrinar.
Yo tuve la gracia de compartir las dos peregrinaciones que hice con un par de amigos y la verdad es que en el caminar esas amistades crecen, se nutren, a partir de charlas profundas y que en el día a día no se dan. Por todo esto, creo que es una experiencia que todos deberían hacer al menos una vez. Sé que lo físico no es cosa menor, pero créanme que uno se termina olvidando de eso por toda la motivación de la gente al costado del camino y de sus compañeros de caminata. Podes llegar a quedar con el cuerpo roto, pero les aseguro que el corazón queda pleno y rebosado de amor.
Luján: nuestra Iglesia de todos, todos, todos. – p. Juan Molina (Asesor Nacional JM)
En un tramo de la peregrinación hice un click. Fue en Ituzaingó. Ituzaingó me emocionó. El colegio al que fui tenía ahí su campo de deportes. Hoy no existe más, pero tal vez por eso me hizo sentir en casa. El partido verde, tiene algo de mí; o más bien me recuerda algo mío. Al llegar a la plaza fuimos interceptados por una bandita de scouts quienes me bañaron para mitigar un calor que ya en ese momento se sentía con fuerza. Los scouts cumplen su lema en cada Peregrinación: están siempre listos ¿Cuántas horas habrán pasado en ese puesto de servicio? ¿A cuántas personas habrán refrescado? Sin duda, su presencia es un sello de esta Iglesia peregrina. El cuadro se completó con tres señoras setentonas que mediante un micrófono animaban a los peregrinos. Eran arengas livianas que decían un montón. Eran el rostro de esa Iglesia fiel porque siempre está y que de ese modo camina con todos. Son las mismas que están en la misa de cada día, limpian los bancos, cambian las velas, se encargan de los ágapes fraternos y clasifican ropa en Caritas.
Al llegar y terminada la misa fue el momento de entrar en el Santuario junto a un mar de gente que no paraba de llegar a pesar de que estábamos ya cerca de las dos de la mañana. Con calma logré hacerme lugar y ponerme delante de la diminuta imagen de la virgencita. No se si me conmueve más lo que Ella hace en mí o lo que veo que hace en los demás. Como expresiones de un mismo vivir me situé en esa escena, en ese espíritu y deposité un sobre con intenciones de uno de los colegios en los que trabajo.
El lema de la Peregrinación era una súplica: “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”. Como un mensaje para la vida, la súplica fue concedida antes de llegar. La unidad buscada fue lo regalado en el camino. En medio de un mundo fragmentado, enfermo de individualismos y capaz de lucrar con esa división, Luján es el antídoto poniéndonos a todos de camino. Ahí estuvo nuevamente Pampita acompañada por la Parroquia de su zona. También fue Enzo Pérez quien por sus obligaciones profesionales presumiblemente no haya ido desde Liniers. En Instagram sobraban los testimonios. Y aun cuando el periodismo buscaba rivalizar sacando títulos de una homilía, Luján nos encontró a todos unidos. La unidad está en las calles. Hace falta ponernos a caminar para lograr la unidad. “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.