Sagrada Familia, ejemplo para los matrimonios

Sagrada Familia, ejemplo para los matrimonios

Autora: Chunii Gómez

 

En tiempos en donde las vocaciones están en crisis es vital volver los ojos al Padre y preguntarle/preguntarse: ¿Cuál es mi vocación?

 

Llamado a la vocación del matrimonio

En el retiro “Renovados” se trabajó la vocación del matrimonio. La vocación es el llamado generoso que Dios hace para llevar una forma y estilo de vida. No todos somos llamados a lo mismo y cada uno tiene trazado su plan de amor,  pero respecto al matrimonio debemos refrescar ante todo que el amor brota de Dios, es la fuente y debe ser Él quien guíe nuestro camino.

En nuestra libertad, juega la decisión de construir con y desde Él nuestra familia. A raíz de este punto, en el transcurso del día podemos preguntarnos

¿Qué nutrientes aporté hoy para que el árbol de frutos?

 

Debemos, como familia, florecer, salir de la masa enmarcada por el consumo, el descarte, lo superficial y volátil. Nuestra responsabilidad es dar testimonio, ser testigos de que la familia es la base de la sociedad, que nada puede ni debe estar por encima del amor familiar.

 

Nuestra mejor herramienta: Dios

La mejor herramienta es siempre la mirada hacia arriba, podemos volcar los ojos o ponerlos en lo alto, la actitud depende de nosotros. Importa cuanto quieras aportar hoy, importa que hoy veles por tu marido, por tu esposa. Importa que como hijo/a los invites a tus padres a volver a mirarse y juntos apostar a lo más alto, a llevar los ojos a la mirada de Dios sabiendo que tenemos una madre que nos tiene bajo su manto, que es reflejo de la excelencia de la familia y que está dispuesta a ser nuestra mejor educadora. La decisión es nuestra.

 

¿Tu vocación es el matrimonio? ¿Vas a entregarte a las manos del Padre, aportar y reflejar una familia auténtica? ¿O preferís ser un átomo más que se olvida de amarse/amar y dejarse amar? ¿Vas a dar un salto de fe? ¿Vas a dar un salto de amor?

 

Lo que resuelvas, lo que resolvamos, que sea con un rosario en la mano, con la certeza de que Dios nunca se cansa de apostar, de esperar y María siempre está dispuesta a guiarnos. Que la Sagrada Familia sean nuestro modelo a seguir y junto con ellos, entegarle nuestra vocación de Familia a nuestro Papá Dios.