Fuego de Esperanza en Centroamérica
Autor: P. Martín Aversano
Vivencias en torno a la JMJ 2019, junto a los jóvenes de Schoenstatt
Las JMJ son verdaderas cataratas de gracias que tocan millones de corazones dejando marcas imborrables en sentimientos y recuerdos de los que tuvieron la dicha de participar.
Como comunidad Schoenstattiana hemos tenido la gracia de participar y a pesar de que pasaron algunas semanas todavía no llegan a sedimentar tantas vivencias tan intensas y coloridas.
En primer lugar quiero resaltar la importancia fundamental que han tenido los encuentros de juventudes previos a la Jornada Mundial: El encuentro Ignis de los varones y Hineni (“Aquí estoy” en hebreo) de la Juventud Femenina junto al Santuario “Familia de Esperanza” en la ciudad de San José de Costa Rica.
La iniciativa de estos encuentros previos a la Jornada Mundial fueron fruto de una iniciativa de los jóvenes Schoenstattianos costarricenses que viajaron a la JMJ de Cracovia en 2016, que al escuchar el destino de la siguiente jornada en el vecino país de Panamá para enero de 2019, sintieron el llamado de cargar sobre sus hombros la gran iniciativa de cobijar las juventudes internacionales en el primer Santuario de Centroamérica continental.
La iniciativa no fue muy comprendida en algunos sectores de la comunidad internacional, de hecho enfrentó críticas y oposiciones. Todo lo ocurrido me gusta leerlo a la luz de los 100 años de la Fundación de la Federación Apostólica en Hörde, cuando el PK “dejó solos” a los jóvenes, para alentar la corresponsabilidad, la consciencia de misión, la creatividad y la solidaridad de destinos. Pero al mismo tiempo para que se manifieste de que Schoenstatt no era un invento de José Kentenich sino una obra de María que convoca y logra en sus aliados un impulso magnánimo y generoso. Creo (y esto es una opinión personal) que sobre todo en el encuentro de Hineni brilló un nuevo Hörde que se manifestó en la libertad, en la corresponsabilidad, en la iniciativa laical de las jóvenes que (sin el “sponsoreo” oficial de ningún Instituto) lograron una gran convocatoria
No podemos dejar de lado que el Pbro. José Luis Correa Lira del instituto de los Padres, el matrimonio Aymerich del Instituto de Familias y la Hna. Amparo de las Hermanas de María buscaron secundar y acompañar esta moción del Espíritu que se encendió en una juventud con poca historia pero con mucho fuego. Creo que esto es lo propio de nuestro cuño pastoral, seguir la Vida que el Espíritu Santo va encendiendo en la Familia o fuera de ella. Todas las partes centrales y motrices, deben estar al servicio para alentar y acompañar esa Vida (eminentemente laical), y no al revés.
Asistieron jóvenes de casi toda América, contingentes de Bolivia, Paraguay, Chile, Brasil, EEUU, México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Venezuela, Alemania, Austria, Portugal y por supuesto, los magníficos anfitriones costarricenses.
El 18 de enero, vivimos juntos como familia nuestro día de Alianza y fue la oportunidad para reflexionar todos sobre nuestro vínculo con María. Hubo chicos y chicas que sellaron su “Alianza de Amor con María” y algunos que se animaron a sellar su “Poder en blanco”.
Contamos con la presencia especial del P. Heinrich Walter, de la Coordinación internacional del Movimiento y del P. Alexandre Awi Mello, quien ha sido nombrado por el Papa Francisco como secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Dentro de los momentos más intensos de las jornadas fue justamente la misa presidida por el P. Alexandre, la visita de los muchachos de Ignis al Santuario Nacional de la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica, la excursión de las chicas de Hineni a una bella casa de campo que nos consiguió el matrimonio de Richard y Cata (OF), pero sobre todo la Vigilia conjunta de Hineni y de Ignis realizada en el Santuario Familia de Esperanza la Vigilia del 20 de enero, un momento muy fuerte en el que se buscó revivir el segundo Hito de nuestra Familia.
Luego de celebrar la misa de cierre el 20 de enero todos nos alistamos a peregrinar a Panamá. Salimos 13 buses en los que viajamos más de 600 jóvenes con el acompañamiento de matrimonios de la Obra Familiar de Costa Rica, Sacerdotes de Schoenstatt, Hermanas de María y Señoras de Schoenstatt que colaboramos a modo de “chaperones”, lo que para los centroamericanos significa “coordinadores” o “responsables”.
Nos alojamos casi toda la delegación de Schoenstatt, durante la JMJ 2019 en la escuela Dr. Belisario Porras muy cercana a la parroquia San Francisco de la Caleta, lugar en el que se encuentra entronizada la primera ermita de la MTA en Panamá, y donde va creciendo la incipiente familia panameña. Allí nos recibió el Pbro. Rómulo Aguilar, párroco de esa comunidad, coordinador del Movimiento en Panamá, sacerdote que hace muchos años conoció al Pbro. Esteban Uriburu y selló alianza con la Mater en el Santuario de Bellavista – Chile.
Eramos casi 700 personas, en ese lugar. Cada delegación se manejaba con sus propios asesores. Curiosamente casi no había comunicación entre las distintas delegaciones de países y de lenguas. Algo estaba faltando, o mejor dicho “Alguien”. Pasando dos días, esa sensación de dispersión se agudizaba… ¡Nos faltaba Santuario!. Con los coordinadores de Costa Rica nos dimos cuenta que nos faltaba un lugar donde se haga presente la Mater, un espacio de oración y de comunidad. El Pbro. Luis Alberto Celis, de la Federación de Diocesanos de Schoenstatt de Perú se encargó con un grupo de jóvenes de transformar un viejo gimnasio de la Escuela lleno de sillas viejas y de suciedad en un espacio cálido, acogedor, en el que la Mater pudiera hacerse presente.
¡¡Y así ocurrió!! El clima comunitario cambió totalmente cuando pudimos tener nuestro lugar predilecto. Allí pudimos confirmar lo que decía nuestro PK: “No puedo hacer nada sin el Santuario”. El Santuario hogar de esa Escuela nos hizo familia en medio de tanta, pero tanta cantidad de jóvenes. Allí los chicos empezaron a orar con mayor intensidad y se levantó el clima comunitario que ya empezaba a pesar por el hacinamiento, las incomodidades, el calor y el cansancio de tantas caminatas. A las noches nos juntábamos a rezar y a compartir las vivencias del día y las alegrías de nuestro encuentro con el Santo Padre Francisco.
Creo que como familia juvenil de Schoenstatt vivimos tres momentos muy profundos durante la JMJ:
- La alianza de los jóvenes de Cuba. El Pbro. Jorge Rubido, de la federación de Sacerdotes diocesanos de Schoenstatt en Cuba, había traído de su parroquia a la JMJ 2019 a 4 jóvenes que se venían preparando para sellar su Alianza con la Mater. Como en Cuba no hay Santuario y ellos no habían podido ir a Costa Rica, se invitó a toda la comunidad de jóvenes de Schoenstatt a acompañar a estos jóvenes en ese momento tan importante. Fue algo profundamente conmovedor ver ese templo lleno de jóvenes y a esos 4 jóvenes cubanos sellar su Alianza ante una pequeña imagen de la Virgen Peregrina en el altar de la parroquia de San Francisco. Todos emocionados hasta las lágrimas, sintiendo que estábamos ante el inicio de algo nuevo en Cuba y ellos sintiendo la cercanía de la Familia de Schoenstatt que desde la Alianza nos une entre nosotros con lazos que no se rompen.
- El Festival Mariano que se hizo en la Parroquia San Francisco de la Caleta. Un momento emotivo en el que se compartieron testimonios y canciones en un clima festivo y pleno de alegría. Allí el Pbro. Santi Cacavelos presentó varias de sus canciones y el Pbro. Alexandre Awi Mello nos compartió hermosas historias de la cercanía con el Papa Francisco y de su vínculo con la Mater. También el testimonio de la Frau Rachel del Instituto de las Señoras de Schoenstatt y de Lucas Gallardo, un joven de la Juventud Masculina Brasileña que tuvo el privilegio de participar activamente en el Sínodo extraordinario de los Obispos en el que se trató el tema de la juventud.
- La Peregrinación al Campus San Juan Pablo II y la Vigilia Joven de la JMJ. Ese día hacía un calor agobiante, celebramos la misa en el pequeño santuario de la Escuela Porras y le ofrecimos a la Mater el sacrificio de la peregrinación y del calor de ese día como un capital de gracias a la Mater por un futuro Santuario en Panamá. Llegar fue una odisea, entre los miles de peregrinos. Hubo un grupo de los nuestros (a quienes los llamamos “los conquistadores”) que pudieron adelantarse y nos guardaron un lugar para toda la familia de Schoenstatt. Esa noche entre todos los jóvenes llegamos a ser más de 700.000 en el Campus.
Comenzó la vigilia y la presencia y la palabra cálida del Papa Francisco llegó a nuestros corazones. El momento de la adoración fue sobrecogedor, en un silencio impensado entre tantísima gente.
Pasamos la noche a la intemperie, con un clima agradable (aunque las arañas nos caminaban por encima). Toda una aventura…
A la mañana llegaron más peregrinos aún y el Papa Francisco presidió la misa de cierre en un clima de hermosa fraternidad universal y de alegría total.
La mayor parte de los peregrinos de Schoenstatt regresamos a nuestros hogares, volviendo primero por Costa Rica y pudimos celebrar en el Santuario varias misas de acción de gracias con las delegaciones de los distintos países antes de retornar cada uno a su propia tierra.
Pudimos, en esas celebraciones, agradecer y compartir los testimonios de todas las cosas que Dios hizo en nuestros corazones durante esas 2 semanas de gracia. ¡Cuántas bendiciones! ¡Cuánta esperanza!
Con varias personas hemos podido experimentar que ese Santuario de Costa Rica no solo tiene las gracias de cobijamiento, transformación y fecundidad apostólica, también la Mater regala allí una gracia de Esperanza… ¡Será cuestión de ver las resultantes creadoras! Por lo que a mí respecta no puedo callar lo que he visto y oído, que las futuras generaciones nos juzguen…
¡NADA SIN TI, NADA SIN NOSOTROS, MTA!