ADN, aportes sobre la vida
Este 25 de marzo la Iglesia celebra, como cada año, la Fiesta de la Anunciación, el sí a Dios y a la vida de una jovencita que transformó la historia para siempre. En nuestro país desde el año 1999 se conmemora en esta fecha el Día de los Derechos del Niño por Nacer. Por eso queremos compartir con ustedes esta reflexión del Dr. Hugo Barbero [1] acerca de los misterios y maravillas de la vida en gestación.
Autor: Hugo Barbero
El ADN, ácido desoxirribonucleico, es la molécula donde se encuentra toda la información necesaria para que los seres vivos puedan…vivir. Contienen ADN: las células de la mosca de la fruta (Drosophila Melanogaster), el sapo (Bufo Arenarum), el mono (Macacus Rhesus), la ruda (Ruta chalepensis) y también el hombre (Homo ¿Sapiens?).
El Homo Sapiens posee un número de células estimado en 10 a la 14, es decir millones de millones de células (los números del microcosmos son tan impresionantes como los del macrocosmos).
Pero esa aventura que es la vida humana se inició de manera mucho más modesta, como corresponde a todos los principios, y así como todo viaje comienza por un primer paso, nuestra vida se inició con una primera célula.
Esa primera célula es la que se generó de la fusión entre el óvulo y el espermatozoide de nuestros progenitores, en una de las trompas uterinas de nuestra madre. Todos nosotros, cualquiera sea nuestra posición social, o nuestro grado de inteligencia, o el color de nuestra piel, alguna vez estuvimos allí (la naturaleza suele ser mucho más democrática que nosotros mismos).
Ocurren luego algunos hechos que desafían nuestra capacidad de asombro. Como, por ejemplo, que en la cresta neural (en la cual se origina nuestro sistema nervioso) se generen 250.000 neuronas por minuto (si 250.000, no sobra ningún cero). Y otros muchos fenómenos por el estilo que permitirán que ese Homo Sapiens, que se inició como una pequeña célula, abandone el seno materno, 9 meses después, con su primer diploma de egresado, pesando alrededor de 3 kg y midiendo unos 50 centímetros.
Esto es, por algún insondable designio divino, siempre igual: lo genético se manifiesta en lo corporal y es en esa estructura física, que podemos ver y tocar, donde se desarrolla un mundo de enorme riqueza, un mundo invisible, intangible, imposible de medir y cuantificar. El mundo de las ideas, los valores, los sentimientos, es decir de todo aquello que hace que el Homo, progresivamente, se vaya transformando en Sapiens y en Afectivus, Amorosus, Solidarius, etcétera.
El ser humano es uno solo aunque su realidad sea múltiple. Por eso, al considerar la verdadera naturaleza de la vida, no se debe caer en ningún tipo de reduccionismo. La vida no es sólo adaptación biológica, o metabolismo, o número de células y ADN. Aun con todas las maravillas que esto implica, ese es apenas el comienzo.
Desde una perspectiva vital, y por lo tanto integradora e infinitamente más rica, la vida es el regalo fundamental y más grande que hemos recibido. Y el don más hermoso que podemos regalar.
Dr. Hugo Barbero
[1] Médico Pediatra