Maternidad: un desafío personal y también social
Autor: Mercedes Figueroa, fundadora de la Asociación Filhos da Luz.
En este mes de marzo se destacan dos días celebrados en varios países del mundo: el día de la mujer y el día del niño por nacer. Dos sujetos sociales tan importantes que merecen tener un día por separado pero también una reflexión juntos. Digo esto porque, dependiendo de la perspectiva, pueden verse como seres opuestos o como mutuamente necesarios. Creo entonces que podemos hablar sobre “maternidad” para incluir a los dos en el tema que los une.
¿La maternidad para la mujer es una pérdida de la libertad o es una oportunidad de transformación personal? ¿Criar hijos es tiempo perdido o es realmente tiempo invertido en algo trascendental? ¿El embarazo sólo tiene que ser aceptado cuando fue planeado o la llegada inesperada de un hijo puede tener sentido para la existencia de sus padres?
Pensando en esos asuntos, reuní en este texto aprendizajes que me dejaron diversas mujeres sobre la maternidad, los niños por nacer y las enseñanzas de la vida.
Una de ellas es mi prima, Cristina Figueroa, que consigue ser madre de cuatro hijos y hacer una excelente carrera de dermatóloga a la vez. Le pregunté si ahora, que sus hijos son grandes y están en la facultad, conseguía disfrutar mejor el tiempo, dedicarse más a ella misma, etc. Su respuesta, recuerdo, me sorprendió: “La verdad, se pasa tan rápido, que vale la pena cada minuto dedicado a ellos. Hasta te diría que extraño la época cuando eran chicos”. Cris no me dijo que fue fácil, que todo salió como lo planeado, sino que sus hijos valían tanto la pena que hasta extrañaba los momentos en que le daban más trabajo.
Claudinha Chiarelli, una gran amiga que Dios me regaló en Brasil, es mamá de dos personajes de 4 y 7 años llamados Marina y Matheus. Me acuerdo que al principio de cada embarazo ella se afligió mucho, no sabía cómo iba a arreglárselas sola. Necesitaba trabajar y su esposo piloto de avión estaba muy poco en casa. Ella quedaba sola mucho tiempo y no tenía parientes para ayudarla en la gran ciudad de San Pablo. Fue difícil pero ella fue una guerrera. Tomando nuestro café semanal me dijo hace pocos días: “Amiga, antes no me imaginaba la vida con hijos y hoy no me imagino mi vida sin ellos”. Claudinha me enseñó que la maternidad no es todo color de rosa, pero que aún cuando parece que va a ser muy difícil vale la pena encarar.
Isabella Fiorentino, modelo brasileña con una carrera brillante, es madre de trillizos (agarrate) y uno de ellos encima con discapacidad. A pesar de las exigencias de la vida diaria, dedica tiempo a rezar el rosario con sus amigas, a sus hijos que se le tiran encima cariñosamente y a su marido que es un gran compañero. “La maternidad fue el mayor impulso que tuve en la vida para querer ser una mejor persona” dijo en un evento universitario para el día de la mujer. “La maternidad es sin duda un evento que te cambia la vida pero es el mejor evento que le puede pasar a una mujer. Te saca de vos misma, te desafía a evolucionar”.
Esas afirmaciones me hacen recordar las palabras de la filósofa Edith Stein cuando decía que un “otro ser” no viene para sacarnos de nosotros mismos, sino que viene para revelarnos quienes realmente somos. Ése es uno de los sentidos de la maternidad (y también paternidad) si nos permitimos vivirla verdaderamente. Nuestros hijos nos revelan quienes somos.
¿Y qué decir de las mujeres que se descubrieron madres en peores condiciones? Ellas también me enseñaron grandes cosas sobre la vida , la maternidad y los hijos.
Sandra de 32 años, tenía problemas con drogas desde los 13. Embarazada fue a llevar a su hijita al jardín de infantes para familias vulnerables y se desmayó frente a las monjitas del Verbo Encarado que la recibieron. Ellas conocían nuestro trabajo de apoyo a las mamás en crisis y me llamaron porque esta mujer estaba de 6 meses pero sin panza por desnutrición. Una vez atendida conseguimos hacer juntas varios cambios en su vida y después de varios meses Sandra me escribió: “pensar que tenés un hijo que cuidar, te ayuda a detener el maltrato en casa, te da fuerza para salir de las drogas y para buscar una vida mejor. Ninguna otra elección hace eso”. Sus dos hijos fueron el motivo donde ella encontró fuerza para romper el círculo vicioso de la violencia, de la dependencia química y de la afectiva. Pero ella no salió sola, tampoco la sacaron… ella necesitó apoyo emocional, psicológico, físico y económico para salir adelante. Enfrentó su situación e hizo los cambios necesarios para que la crisis no se volviera a repetir. Todo eso es posible si como sociedad nos disponemos a extendernos la mano unos a otros.
Y es por eso que tenemos que cuestionarnos qué hacemos frente a la maternidad en crisis. Existen muchas personas dispuestas a ayudar que entienden que una mujer embarazada ya es madre y la decisión real será qué hacer con ese niño que ya tiene. Entienden que ese niño, sin importar el tiempo de gestación, tiene su ADN que lo hace un ser único e irrepetible, es un hermano en humanidad y merece la libertad de vivir al igual que todos los que ya nacimos. En esa lucha por la igualdad social desde el origen, entienden también que tanto la mamá como el bebé valen la pena y por eso el esfuerzo y la ardua tarea de intentar mejorar la calidad de vida de los dos es un trabajo que debe ser apoyado por todos.
Nadie dice que sea fácil pero es necesario. Recibir apoyo, de personas comprometidas y de profesionales competentes, ayuda a encontrar la salida y el sentido de una situación difícil, resignifica la vida y colabora en la transformación personal, familiar y social. Esto no es teoría, eso es lo que vemos acompañando madres, padres y niños desde hace 12 años en Filhos da Luz.
Esta realidad pide reacción de la sociedad civil y debe importarnos mucho más todavía si nos consideramos cristianos y si tenemos hecha una alianza de amor con María. ¿No tenemos por ley primera la ley del Amor? Amor que no es color de rosas, es un Amor tan esforzado que llegó a dar su vida por decir la verdad y por salvarnos a todos.
Tanto la maternidad como la paternidad son preciosas. La vida del niño por nacer también. Pero hoy, muchas personas están en crisis con esos temas. Tenemos que hacer algo desde nuestro lugar para renovar la sociedad y hacer que ese cambio sea fundamentado en el Amor. Qué mejor que hacerlo en acciones concretas vinculadas a la maternidad y a las generaciones futuras.
Mercedes Figueroa
Maestría en Español, especialidad en educación integral de la sexualidad, fundadora de la Asociación Filhos da Luz.
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