El cuarto hito: la liberación del P. Kentenich
Autor: Padre Pablo Pérez, Director Nacional del Movimiento de Schoenstatt Argentina
El P. Kentenich tenía un gusto especial por las fechas. Fue detallista en eso. Fijó y unió fechas a momentos clave de su historia y la historia del Movimiento de Schoenstatt. ¿Será que su comprensión de Dios, como “Dios de la historia”, lo llevó, como a la Virgen María, a guardar y conservar las vivencias profundas en su corazón?
En el actuar del Padre Fundador vemos como muchos acontecimientos históricos, vinculados a fechas concretas, los fue asociando a designios del querer del buen Dios, interpretándolos como constataciones de su voluntad.
Así lo hizo cuando su mamá lo consagró a los 9 años; cuando comenzó a ser el director espiritual de los jóvenes seminaristas palotinos, sin él haber hecho nada para que lo nombrasen. ¡Ni que hablar de nuestro querido día de fundación del movimiento: el 18 de octubre! Si no fuera por el P. Kentenich, y su mirada providencialista de la historia, quizás nadie se hubiera detenido en aquella plática y nadie la hubiera unido con esa petición formulada muy tenuemente a la Mater, sin contar todavía con el consentimiento de ninguno de aquellos jóvenes.
El 22 de octubre fue otra fecha recordada. Signada en un primer momento por el dolor. Un 22 de octubre de 1951 tuvo que abandonar su querida tierra de Schoenstatt para irse al exilio rumbo a Milwaukee. Pero inesperadamente (le habían advertido que no volvería a Europa en vida) un 22 de octubre, 14 años después, era rehabilitado de aquel exilio y se abría la posibilidad de su retorno a Schoenstatt.
Este regreso se dará la Nochebuena de ese año cuando le fue permitido regresar a Alemania. Es el “milagro de la Nochebuena” en la tradición de nuestra familia de Schoenstatt.
El 22 de octubre de 1965 fue tomado por el mismo P. Kentenich como cuarto hito en la historia de la familia de Schoenstatt.
Dentro de nuestras filas, hay corrientes que hablan de que esta liberación del P. Kentenich es una realidad que todavía está sucediendo. Todavía el carisma del Padre Fundador no está “del todo liberado”, aún resta un camino “de liberación” para que Schoenstatt impregne aún más nuestra iglesia y sociedad. Dios cuenta con nosotros en esta tarea liberadora. De esa manera nuestro carisma alcanzará su plenitud y la persona del Padre su plena liberación.
Padre Pablo Pérez