María despliega en nosotros el don de ser mujer II

María despliega en nosotros el don de ser mujer II

Textos de nuestro Padre Fundador en relación a la Mater y la mujer

Servir con sencillez y fortaleza

¿Qué es lo eterno de la mujer? Es lo que hemos llamado maternidad sacerdotal. Lo eterno en la mujer se halla encarnada en plenitud en la más grande del sexo femenino, en la Santísima Virgen: en ella lo demoníaco ha sido totalmente rechazado; en ella sólo opera lo eterno. Así pues veneramos con profundo respeto el eterno femenino que hay en ella.

Hay que desarrollar lo eterno en la mujer. ¿Y qué mejor medio para lograrlo que el cultivo de una relación personal muy acendrada con la “Bendita entre todas las mujeres”?

Ella proclamó, llena de gozo, lo eterno que llevaba en sí. Lo hizo dándole una validez para todos los siglos: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. He aquí la línea que debe ser trazada en la educación de la mujer.

Contemplen la majestuosa escena de la Anunciación. En el nombre del Dios trino, el arcángel se presenta ante la Bendita entre todas las Mujeres. El arcángel, todo el cielo y el Dios trino, se inclinan ante lo eterno en lo femenino. Y por eso la Santísima Virgen responde “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Al contemplar pues la imagen de la Santísima Virgen, ¿no queremos imprimir más y más en nosotros esos rasgos de lo eterno en la mujer, esforzándonos más y más por asumirlos?

Lo que la Santísima Virgen nos ha dicho con esa admirable frase puede formularse de modo moderno como sigue: Servir con sencillez y fortaleza, permaneciendo inmersa en Dios. He aquí lo eterno de la mujer.

En estos días nos empeñamos por ser plenamente lo que Dios ha previsto para nosotros desde toda la eternidad. Nos empeñamos no solo por amor a Dios sino también por amor a los que Dios nos ha confiado o confiará. En la medida en que desarrollemos en plenitud lo eterno en nosotros, en esa misma medida seremos capaces de educar a otros y vincularnos a nosotros.

Padre José Kentenich (1931)

En Kentenich Reader, Tomo 3 “Seguir al profeta”, Pág 102 – 103

Preguntas para reflexionar:

  1. ¿Qué importancia tiene para mí el servicio?
  2. ¿Dónde veo que la Mater me llama a  servir con mayor  sencillez y fortaleza?