Carta de Alianza agosto 2021
Querida familia de Schoenstatt de Argentina:
¡Bendecido día de Alianza! Celebrar la Alianza, renovarnos en ella, hacerlo mes a mes, es para nosotros los aliados una necesidad vital y sobre todo en este tiempo exigido.
María nos asegura su presencia, esa es la causa de nuestra alegría. Es lo que litúrgicamente festejamos el pasado 15 de agosto en la fiesta de la Asunción. Ella ya está en el cielo, junto a Dios, y por eso puede estar también aquí, junto a nosotros. El cielo no es solamente el más allá. También tiene una dimensión en el más acá. Es toda la realidad sobrenatural de nuestra existencia que traspasa lo que nuestros sentidos pueden percibir.
Vivir en modo construcción
Les escribo desde las tierras del NEA. Hace unos días que estoy visitando a las familias de Schoenstatt de Corrientes y Chaco. Comunidades que viven, en distintas instancias, lo más propio de nuestro carisma: conquistar un santuario para nuestra Madre y Reina. Esta realidad, y todo lo que se desprende de ella, marca la dirección de cómo estamos llamados a vivir nuestra vida de Alianza: en modo construcción.
Nuestra actitud ante la vida y los demás está llamada a ser constructiva. Quizás no se trate de la predisposición connatural a la cultura argentina marcada por confrontaciones, quejas y disputas. “Nos hacemos fuertes en la pelea”.
Es un hecho que las tensiones son parte de nuestra vida y no podremos soslayarlas. De hecho, nuestro fundador nos instó más de una vez a procurar que estas tensiones sean creadoras. Pero el resultado al encararlas será radicalmente distinto si el modo es de construcción o de confrontación.
El rumbo sinodal: caminar más juntos
Como Iglesia somos llamados a estar profundamente unidos a Cristo. Pero no alcanza con esa realidad mística de unidad espiritual con nuestro Salvador. Necesitamos de un componente más humano/sensible que asegure la plenitud en la unidad.
Pensando en Argentina en este año 2021 es una necesidad que urge. Fue una necesidad de los cristianos siempre. Pero dada la situación del país, estar más cerca del prójimo y atender a sus necesidades es el gran clamor de este tiempo.
Pensando en nuestro carisma, vale un paralelo. No alcanza, para vivir en plenitud la Alianza, una unidad solo en lo espiritual en torno a la persona del P. Kentenich. Necesitamos una unidad en la dimensión más humana, fraterna, dialógica.
La insistencia del Papa Francisco sobre lo sinodal en la conducción de la Iglesia nos coloca en esta dimensión. No simplemente estamos cada uno de nosotros cerca de Dios, no simplemente vamos al Santuario para encontrarnos con la Mater, sino que lo hacemos como comunidad y juntos vamos discerniendo el camino por donde Dios nos conduce.
La Asamblea Eclesial aterriza en esta dirección. Sin darnos demasiada cuenta ya estamos transitando un tiempo de asamblea como iglesia latinoamericana y caribeña. No pretende ser nada extraordinario. Sino un tiempo de intercambio y escucha. Mi motivación es aprovechar este impulso para invitar a las comunidades que integramos Schoenstatt de Argentina a hacer nuestros aportes, dando respuesta a esta invitación de nuestra iglesia.
La JF nunca envejece
Le agradecemos a Dios por los 90 años de la JF argentina transitados bajo el ideal: “Hijas del padre, forjadoras del reino”. Ideal que vuelve a encarnarse en cada generación de manera nueva y creativa. Ejemplo de ello es la nueva gráfica presentada para el aniversario.
¡Bendiciones para nuestra JF argentina! Necesitamos del aporte de ustedes, chicas y mujeres jóvenes, que se forman y muestran una manera plena de ser mujeres a la iglesia y a nuestra sociedad herida en este punto.
Sin dejar de ser niños
Este último fin de semana celebramos a los niños. Celebramos la vida, celebramos la niñez, que para nosotros como schoenstattianos marca un camino espiritual. Les quisiera enviar mi cariño y bendición a los niños de la familia de Schoenstatt y, en especial, a los misioneritos – una corriente en crecimiento en distintos lugares del país – y a todos los alumnos de colegios de espiritualidad schoenstattiana. Ellos son grandes destinatarios de los esfuerzos en nuestra vida de Alianza. Es la herencia que queremos entregarles.
Desde estas tierras guaraníes les mando mi cariño, saludos y bendiciones,
Padre Pablo G. Pérez
Director Nacional