FIAT MARÍA 2022- EL REENCUENTRO
Autora: Hna. María Felicitas Savini
“¡Ya llega…. EL REENCUENTRO!” Este fue el grito que más resonaba en los últimos meses del 2021 al aproximarse el tan anhelado FIAT MARIA 2022, Campamento Nacional de la Juventud Femenina de Schoenstatt Argentina que tuvo lugar del 01 al 08 de febrero en Mendoza.
En el encuentro de Asesoras de Julio todavía había mucha incertidumbre sobre la pandemia y las reales posibilidades de hacer un encuentro tan masivo. Pero el anhelo y pedido casi “desesperado” de las chicas de las distintas diócesis que desde el AD PATREM 2018 no tenían un encuentro Nacional no podíamos desoírlo. Por eso en Agosto decidimos convocar al equipo organizador para comenzar a hacer realidad el sueño de un reencuentro. En Septiembre realizamos la “tradicional jornada de organización” que tuvo lugar a la sombra del Santuario Nacional. Lo peculiar de este equipo es que ninguna había participado anteriormente de un FIAT MARIA, pero sabíamos que la “inexperiencia” sería rápidamente suplida por el fuego y la profundidad de auténticas JF’s que ansiaban un espacio donde compartir con chicas que aspiran a la santidad como ellas. Y así fue.
Y fue un Campamento muy probado, y por eso, muy bendecido. Una vez más se hizo carne en hijas de Schoenstatt la tan conocida ley que nuestro Padre solía expresar: Magnitud de las dificultades, pequeñez de los instrumentos… sólo entonces… la grandeza y fecundidad de los frutos confirman que es Obra de Dios y de la MTA.
Concretamente el 15 de enero nos enteramos que el lugar que habíamos alquilado en Tunuyán nos cerraba sus puertas por el brote de COVID que había en todo el país. ¿Cancelar el campamento? ¿Postergarlo? Muchas preguntas se agolpaban en el corazón y no sabíamos cuál era la voluntad de Dios ya que faltaban sólo 15 días para el FIAT y en temporada alta en Mendoza es casi imposible conseguir un lugar para 100 personas.
El 18 de enero nos reunimos con el equipo de forma virtual y le pusimos un plazo a la Mater. El 22 (día de victoria en Schoenstatt) de enero sería el límite para que Dios mostrara si quería que el campamento se hiciera igual. Tenía que proveernos de un lugar que tuviera las condiciones que necesitábamos y que estuviera dentro del precio estimado. Como la Reina no se deja ganar en generosidad cuando se trata de sus HIJAS DEL PADRE, el 20 de enero, en el 70 aniversario de la bendición del Santuario del Padre, recibimos el llamado de un militar que nos ofrecía el Liceo General Espejo en la ciudad de Mendoza con todas las instalaciones a disposición.
Y llegó el tan anhelado 01 de febrero del 2022 y 90 chicas se congregaron en torno al Santuario de la Puntilla para darle inicio al Campamento. Acompañamos 6 Hermanas de María y el Padre Ricardo Fernández Caride, Asesor Nacional de la JF. La Familia de Mendoza nos “envió” con una Santa Misa en la que aprovechamos para agradecer por todo el apoyo económico, logístico y sobre todo en la oración que recibimos durante esos meses de preparación.
Divididas en niveles de secundarias y universitarias, durante las mañanas fueron trabajando la parte formativa mediante charlas y talleres que les permitieron ir profundizando los distintos símbolos de la bandera nacional de la JF. Por la tarde, podían elegir entre distintos talleres (oración, búsqueda del ideal personal, ecoimpacto, y la preparación de una Obra de teatro sobre la vida del Padre Fundador). En paralelo, las jefas de rama se congregaron para descubrir a través de las voces del tiempo, del alma y del ser cuál es la corriente de vida nacional para trabajar por medio del lema 2022. Y así fue que el 3er día descubrieron que Dios les hace un fuerte llamado:
¡DESPIERTA JF, VUELVE A TU SANTUARIO!
Por la tarde realizamos muchas actividades recreativas/turísticas. Subimos el Cerro de la Gloria, misionamos en el Parque General San Martín, visitamos la Plaza Independencia y la peatonal, realizamos un trekking a “la cascada del ángel” en Potrerillos finalizando con una Santa Misa en el dique.
La adoración diaria, el día de retiro, el sacramento de la confesión y el recibir a Jesús diariamente en la Eucaristía fueron los momentos fuertes de encuentro con Dios y con la Mater y de comunión profunda entre todas ellas, como hermanas de rama.
Lo que más reinó fue el clima de una auténtica alegría. Y no de esa que te dura un rato o mientras se comparte el momento. Sino que fue una alegría que encontró reposo en el alma de tantas chicas que volvieron a encenderse en el anhelo de ser HIJAS DEL PADRE, FORJADORAS DEL REINO, de portar la bandera de los ideales de pureza, filialidad y fraternidad, y que disfrutaron un verano a pura diversión sana con amigas de todo el país. Se notó una búsqueda genuina de la voluntad de Dios para la vida de cada una y esto se coronó con la despedida de los FIATs de 3 chicas que encontraron ya su vocación: Nina San Román y Cata Duggan que ingresarán en Mayo a la comunidad de las Hermanas de María, y Belu Clos que en febrero próximo dará su sí al matrimonio.
La perlita del campamento: 8 días compartiendo 90 personas y no hubo ningún contagio de COVID. Pusimos de nuestra parte comiendo y durmiendo en burbujas, y la Mater cuidó para que no existiera absolutamente ningún contratiempo. ¡Nada sin ti, nada sin nosotras!
Es inmensa la gratitud a la Familia de Schoenstatt de la diócesis de Mendoza que se ocupó y preocupó por cada detalle y de esta manera nos regalaron un concreto testimonio de hacer vida el ideal del Santuario de la Puntilla: NAZARET, UN SOLO CORAZÓN EN EL PADRE, TIERRA Y GARANTÍA DE UNIDAD. ¡Que Dios les pague abundantemente y que siga ardiendo el fuego del amor a la Familia!
Testimonio de Marian Snidjers de la JF de San Isidro:
“No sé por donde arrancar. Hay tanto para decir que las palabras parecen no servir… Fue una experiencia increíble, deslumbrante. Todavía no registro lo suficiente mis sentimientos, es como que van mas allá de lo que estoy acostumbrada a sentir, y no exagero. Todo empezó en el santuario de Mendoza, con 80 chicas desconocidas de todo el país, que luego, antes de lo esperado, se volverían conocidas.
El Fiat es una experiencia única que no se puede poner en palabras. A menos que quien lea esto lo haya vivido, será difícil de comprender lo que quiero transmitir. Sólo me sale decir que fue increíble. Me sorprendió mucho y superó ampliamente mis expectativas.
Las relaciones interpersonales que se formaron no dejan de interpelarme. ¿Cómo es posible conectar de manera tan especial y formar amistades con personas que al día de ayer eran completamente desconocidas? ¿Cómo puede ser que conozca a personas que hoy puedo afirmar que las quiero?
Agradezco eternamente a las personas que conocí y con las que compartí un poco de mi vida y también se abrieron a compartirme de la propia. En el Fiat me encontré con muchos corazones latentes, llenos de luz y amor para regalar a los demás. A este punto de la escritura, me sigue costando seleccionar palabras para transmitir lo que realmente viví. Todo fue tan perfecto que literal nada podría haber salido mejor. Se nota que Jesús y la Mater querían que fuera un campamento completo y memorable. Los días eran intensamente lindos.
Algunas estructuras se rompieron pero todo poco a poco se iba acomodando y adaptando de la mejor manera. Fue una semanita de mucha actividad, tuvimos paseos por la zona, fuimos a una plaza, a un parque, a una cascada y a un dique! No sólo eso, sino que también nos mantuvimos ocupadas 24/7. Tuvimos talleres de formación, testimonios, conversaciones, adoración, dinámicas de todo tipo, juegos y hasta una obra de teatro. La verdad es que sin dudarlo erigiría volver a vivirlo.
Jesús y María se pusieron la 11. Estuvieron cuidándonos y acompañándonos en todo momento. Jesús se hizo presente todos los días regalándonos su cuerpo en la comunión. Y María se manifestó en cada pequeño acto que teníamos una con la otra.
Estoy segura de que la mayoría quedamos empapadas de espiritualidad. Fue lindo y muy significativo saber que todas estábamos unidas por la misma razón, por el mismo movimiento y las mismas creencias. Se trataba de la JF. Juventud de Schoenstatt que al mundo quiere cambiar. Me gustó la idea de saber que somos mini llamitas y fueguitos de Jesús. Todas dispuestas a ser instrumento y reflejo de él, para hacer llegar esa luz y amor a los demás.
¡La JF me regaló mucha alegría y esperanza! Me sorprendió pensar como cada una forma una parte tan especial e indispensable en el grupo. Logramos coincidir procediendo de distintas provincias y con diferentes culturas y a pesar de eso la JF se sentía mas unida que nunca. Fue lindo dimensionar una fe compartida a nivel nacional.
Como todo lo bueno, el Fiat llegó a su fin. Y lo único que me queda por decir es que no quiero olvidarme jamás de lo vivido en este campamento, me niego a hacerlo y quedará siempre grabado en mi corazón al igual que todas las personas increíbles que conocí.”