El trabajo humano y la piedad instrumental
Autor: P. Adrián Martínez
Entrelazando convicciones y vivencias de la mano del P. Kentenich y su camino vital-espiritual.
Una sencilla rumia para avivar en nosotros la conciencia de un enorme tesoro que nos anima a crear una nueva configuración de vida en torno al trabajo, el hombre y la espiritualidad cristiana.
En esta muy nueva orilla del tiempo con un tesoro entre manos.
El P. Kentenich descubre en su propia historia y experiencia de vida el gran valor y la enorme riqueza de la causa segunda y su instrumentalidad… es decir se percibe y se sabe muy digno y valioso frente a Dios, el Dios de la Vida que nos toma en serio y se vale de nosotros.
El gesto tierno, lúcido y audaz de su mamá en el orfanato: él debe crecer allí, ella no podrá ocuparse cercanamente de contenerlo, alentarlo y guiarlo. Es necesaria una vinculación fuerte, maternal, personal que lo cobije y despierte en José todo su mundo interior.
El camino está trazado, su mamá lo vincula a la Virgen Santísima y deja en sus manos el corazón de su hijo; e invita a él, a José Kentenich, a que guarde y grabe en su corazón el corazón maternal de la Madre de Dios.
Es la Alianza de Amor, el origen y el germen de todo el mundo de Schoenstatt. La fuente donde surge el hombre nuevo y la nueva comunidad, la orilla más nueva del tiempo.
El cultivo de esta vivencia despierta en el Fundador la convicción de la “fe práctica en la Providencia”; el camino por el cual Dios se inserta en la historia humana y nos da a leer su plan de amor por nosotros.
Nada sin Ti, nada sin nosotros.
Y a esta luz se hace nuevo, necesario, creativo y audaz el mundo del obrar humano… el gran y rico mundo del trabajo en sus diversas expresiones.
Para el P. Kentenich para la espiritualidad schoenstattiana, a la luz de la piedad instrumental “el actuar de la causa segunda” es el signo más potente y claro del Obrar de Dios en la Historia humana y en el misterio de salvación.
Para nosotros, es mucho más obrar providencial y querer de Dios cuando el hombre, la causa segunda consciente y libre, se involucra, primerea, discierne y decide.
En la Alianza de Amor fuente y culmen del organismo de vinculación con la Mater y por Ella con Dios “la iniciativa es humana”: “demostrémosle con hechos que la amamos como madre”.
A esta luz el trabajo humano manifiesta todo su dinamismo, su riqueza y su necesidad.
Por medio del trabajo somos co-creadores; co-responsables, coprotagonistas y co-gestores de la historia humana, que es historia de salvación.
El hombre, varón o mujer, en la cotidianidad del trabajo expresa su dignidad, plasma su impronta, sirve como instrumento… es epifanía del obrar de Dios.
La misericordia de Dios ha querido necesitar; hasta podríamos decir, ha mendigado el magnánimo trabajo humano para gestar un cielo nuevo y una tierra nueva.
El reino de Dios arraiga y regala hombre nuevo y nueva comunidad sólo a través del trabajo humano… tan en serio nos toma Dios en cuenta.
Trabajar con esfuerzo, creatividad, suscitando vínculos fraternos; apasionados por el bien común, necesitados unos de otros; es profundamente humano y por lo mismo sagrado.
Fuente de alegría, constructor de paz social, derecho fundamental; aspiración vital de todo aquel que anhela insertarse en la construcción de su propio destino.
Trabajar.
Promover trabajo.
Defender las fuentes laborales.
Es leer desde la fe practica en la Providencia los caminos de una historia redimida y redentora.
Todo Aliado de María, cada schoenstattiano sabe y goza del lugar y del derecho que todos tienen en el aporte personal a la construcción de la comunidad.
El PK nos ha desvelado aquella expresión de san Pedro: somos piedras vivas del nuevo templo santo de Dios… Nada sin Ti, nada sin nosotros.
Bendecido día del trabajo; del obrero/ alfarero de la historia.