“USTEDES SON MI CARTA“ (2 Cor 3,2)

“USTEDES SON MI CARTA“ (2 Cor 3,2)

Una carta fraterna a la Familia de Schoenstatt Internacional

Querida Familia de Schoenstatt internacional: Inspirados en la fiesta de Pentecostés, nos hemos “reunido con María” (Hch 1,14) para implorar el Espíritu Santo en esta hora desafiante de la historia. Después de las acusaciones al Padre Kentenich y de haber pospuesto dos veces este congreso a causa de la pandemia, nos reunimos llenos de gratitud por la nueva vida que Dios sigue despertando en nosotros. Este congreso contó con 145 participantes de 30 países diferentes.

Luego de un rico discernimiento e intercambio de ideas, creemos que nuestra Familia de Schoenstatt internacional está llamada:

  1. A comprender mejor el carisma profético y la persona del Padre Kentenich. Necesitamos enraizarnos en ellos para que sean fecundos en nuestro movimiento, en la Iglesia y el mundo.
  2. A renovar el carisma de Schoenstatt en un modo pedagógico, abierto y sinodal.
  3. A ser audaces y pacientes al mismo tiempo, buscando respuestas a los signos de los tiempos, desde nuestras raíces cristianas y schoenstattianas.

De esta manera podremos conquistar una confianza valiente y creativa, en medio de este cambio de época.

Enraizados, avanzamos hacia un futuro, llenos de esperanza:

Escuchamos las voces de nuestros jóvenes y su llamada a una “sana rebeldía”, su deseo de una sinodalidad orgánica, caracterizada por una cultura de diálogo, apertura y escucha. Esta sinodalidad incluye la valentía de aceptar nuestras fragilidades y de redefinir nuestras actitudes, a partir de un espíritu juvenil.

Siguiendo este camino de renovación y confianza, aprendemos a abandonarnos en la Divina Providencia y juntos buscamos descubrir, más profundamente, la riqueza de nuestro carisma.

En este sentido, con esperanza y confianza, estamos dispuestos a enfrentar todos los cuestionamientos relacionados con el Padre Kentenich y la originalidad de nuestro movimiento.

“La cultura de la alianza es una cultura del encuentro” (Papa Francisco):

El aporte creativo de la Familia de Schoenstatt al llamado del Santo Padre a la sinodalidad es la Alianza de Amor. Ella nos lleva a un punto de vista orgánico, que une la naturaleza y la gracia, conformando un sano organismo de vinculaciones. Para nosotros esto significa no sólo escuchar el razonamiento humano, sino también la voz de Dios cuando nos habla.

Nuestra alianza de amor nos pone en contacto vivo con nuestro Padre Dios, con Jesucristo y con el Espíritu Santo. A través de este encuentro y de la relación con el prójimo y con nuestro entorno, aprendemos a amar. Entonces experimentamos la grandeza y la alegría de ser una Familia sinodal.

Vivimos la Alianza de Amor como un don y una misión frente a los desafíos actuales de la Iglesia y del mundo. Ante la creciente desigualdad y los problemas sociales, estamos llamados a una alianza con los demás en todas las periferias existenciales de la vida. La crisis ecológica nos interpela también, a una alianza con la Creación.

Profundamente arraigados en nuestro carisma y unidos como movimiento internacional, estamos dispuestos a asumir los retos de hoy:

  1. Vemos necesario convocar a un Congreso Internacional de Jóvenes antes del próximo Congreso de Pentecostés, apoyado por la Coordinación Internacional.
  2. Pedimos que en el próximo congreso de Pentecostés haya una mayor proporción de jóvenes.
  3. Nos comprometemos a brindar un apoyo activo y acompañamiento consciente, para asegurar una transición orgánica de los jóvenes a otras ramas o comunidades de la Familia de Schoenstatt.
  4. Queremos promover talleres para comprender mejor el carisma profético y la persona del P. Kentenich.
  5. Queremos ofrecer cursos de liderazgo, para capacitar a más laicos que asuman responsabilidades en y para el movimiento y en nuestra sociedad.
  6. Motivamos a todos en el movimiento a participar activamente en el Sínodo Mundial de nuestra Iglesia.
  7. Queremos poner más énfasis en el diálogo con otros carismas en la Iglesia, con parroquias, movimientos y la sociedad en general.
  8. Nos proponemos generar una atmósfera de apertura y acogida, que permita a todas las personas participar en nuestro movimiento.
  9. Queremos trabajar en red, compartiendo nuestras iniciativas sociales para unir fuerzas y mejorar nuestro aporte a la sociedad, a la política y a la cultura, especialmente a los pobres y marginados.

Esta carta a la Familia de Schoenstatt internacional es un testimonio de nuestro encuentro y una inspiración para todos. Al hacerla realidad seremos “una carta de Cristo, de la que hemos sido instrumentos, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; carta no grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos” (2 Cor 3,2).

Movidos por el Espíritu de Dios,

Los participantes en el Congreso