María en nuestra vida cotidiana
Autora: Hna. María Sol
Estamos transitando el mes de mayo, el mes del Capital de Gracias, así como lo vivió José Engling con los propósitos expresados en las flores para María. Podríamos decir que es el mes donde podemos expresar con toda la creatividad de nuestro amor, el vínculo que tenemos con María.
¿Cómo se gestó ese vínculo, mí vínculo personal con María? Cada uno sabrá. Hoy quisiera detenerme en otra figura, además de José Engling. Ambos supieron cultivar creativamente el vínculo a María en la vida cotidiana.
Flores de mayo
Mayo en Argentina trae consigo a la Virgen de Luján, el 8 de éste mes la celebramos a Ella, la Patrona de nuestra Patria. María fue creativa a la hora de vincularse al Pueblo argentino, lo hizo deteniendo la carreta en el cruce del río Luján. Pero no sólo con eso, ella fue también creativa al elegir al Negro Manuel como su fiel instrumento. Entre ellos dos se dio un vínculo materno-filial, un vínculo de madre a hijo y de hijo a madre. Conocemos esa definición de amor que dice: “el amor es una fuerza que une y asemeja”. Una fuerza que une: siempre me llamó la atención en la historia de Luján, que cuando querían separar la Santa Imagen del Negro, la Virgen siempre volvía a aparecer donde él estaba… Así actúa el amor: el amor une, ellos dos estaban unidos desde el corazón, por eso no lograron separarlos. La Virgen no lo permitió. Dos veces la habían separado de donde estaba el Negro Manuel, y sólo cuando la llevaron en solemne procesión junto al Negro a su nuevo destino, se quedó en aquel lugar para seguir derramando sus gracias y dones. Pero no se trataba de un amor posesivo, por el contrario, era un amor generoso, que daba libertad para moverse y desplegar la misión.
Soy de la Virgen
Es así que el Negro Manuel, cuando iba en las mañanas a saludar a la Virgen se encontraba con que su manto estaba lleno de abrojos y flechillas del campo, y comprendiendo lo que pasaba le decía con trato familiar y confiado: “¿Señora qué necesidad tiene de salir por la noche a ver a sus hijos, siendo tan poderosa, que desde aquí los puede ayudar? Y anda entre los pecadores que no la tratan bien”. Manuel se daba cuenta que la Virgen por ser Madre quería ir a visitas los ranchos de los pobres del lugar. Entonces ¿qué hizo el amor creativo de nuestro Negrito Manuel? Juntaba esos abrojos, y junto con el aceite de la lámpara a Virgen que él mismo cuidaba para que siempre ardiera, mojaba algodoncitos con los que ungía a los enfermos que se acercaban a la Virgen a pedirle el milagro de la curación. Al pedido de fe de los peregrinos, unió él el gesto del algodón que hacía “tangible” esa fe. Tal es así, que hasta el día de hoy podemos conseguir los algodoncitos de la Virgen de Luján cuando recurrimos a ella para pedirle un milagro.
Entera posesión de María
Si volvemos a José Engling, él también vivió un amor a María que lo traspasó. Al punto que el Padre Kentenich lo va a poner como el modelo de Alianza de Amor vivida. Por eso lo llamamos “nuestro hermano mayor”. Así como el negro Manuel, José no llamaba la atención por su apariencia exterior, sino por la irradiación de su personalidad impregnada del amor a María hasta lo más profundo del corazón y del alma. Los algodoncitos del Negro Manuel, o las flores de José Engling, son formas creativas de expresar el amor a María, ese amor que si lo cultivamos en la vida cotidiana, va a hacer que nuestra personalidad se impregne más y más de Jesús.
El Negro Manuel decía: “Soy de la Virgen nomás”. ¿Nos animamos nosotros a decir lo mismo? Eso significaría que entonces habría “no más” de todo aquello que nos aparta de Dios (vicios, mentiras,
orgullos, individualismos, etc). Y José Engling decía: “Soy entera posesión de María”, ¿pasa lo mismo con nosotros? Animémonos en este mes a cultivar las virtudes marianas expresadas en flores para María, frente a cada circunstancia o situación, preguntémonos “¿cómo lo haría María?”. Si actuamos así, poco a poco iremos uniéndonos a María en la vida cotidiana, y por eso iremos asemejándonos más y más a ella.