Carta de alianza julio 2023
Querida familia de Schoenstatt Argentina:
¡Les deseo, a pesar del frío, un cálido y feliz día de Alianza! El receso invernal posibilita que en varias diócesis se viva un tiempo de misiones (juveniles y familiares). Tiempo para acercar la presencia de María a los que no la conocen o a quienes, por alguna razón, se alejaron de Ella. Tal como a María le gusta y tal como lo hizo en aquella visita a su prima Isabel.
La misión, escuela de vida
Son muchos factores los que hacen de la misión una fuerte experiencia humana y religiosa que puede servir como parámetro para cualquier vínculo personal. En primer lugar, es fundamental la decisión. Tenés que decidirte a dejar tus cosas para ir a otra realidad distinta y ponerte al servicio de ella. Ya en el lugar, tenés que superar una especie de barrera que te distancia y no deja que se dé el encuentro. Superados estos escollos, vamos entrando en relación. Dios y María están presentes, impulsando y posibilitando todo el proceso.
Misionando se comprende cuánto las personas necesitamos hablar, ser escuchados, verbalizar alegrías y frustraciones, gozos y tristezas. Necesitamos compartir la vida. Aunque hay algo paradójico. Por más que tengamos esa necesidad, no significa que automáticamente busquemos satisfacerla, muchas veces necesitamos de la disponibilidad del otro para empezar.
Es posible que no lleguemos a dimensionar el valor humano y divino de lo que hacemos en cada visita misionera. Llevamos a la Mater y en esa visita se da una experiencia, en primer lugar, humana, de encuentro personal, muy valiosa y no tan fácil de tener hoy en día. ¡Cuánto bien hacemos con esas visitas! ¡Cuánto bien hace al otro nuestra disposición a escuchar!
Por otra parte, constato que el exceso de actividades ya no es privativo de las grandes ciudades. A través de las redes, muchos, en cualquier punto del globo, tenemos infinidad de ofertas que limitan los encuentros personales. Ya no es obvio que las personas en pequeños parajes te reciban a cualquier hora con los brazos abiertos. Esto hace a la experiencia misionera mucho más desafiante y todo un regalo a valorar cuando ocurre.
El contraste con sectores más pobres también nos enfrenta personalmente con nuestra manera de vivir. ¿Cuánto agradecemos lo que tenemos y cuánto ayudamos solidariamente a nuestros hermanos? La misión resignifica nuestro estilo de vida
Qué rica dinámica cuando los mayores comparten sus saberes y los jóvenes se abren a escucharlas. Que alentador cuando los mayores acompañan y valoran a los jóvenes. Se generan relaciones que enriquecen. A unos les ayuda seguir captando que su vida es importante y valiosa y que en cada relato se continúa digiriendo la historia, decantando hasta asimilar el pasado y cicatrizar heridas.
A los jóvenes, estos encuentros los iluminan. Son faro para el camino, que depara miles de desafíos. Idas y vueltas, eventos inesperados, misterios y sufrimientos difíciles de explicar forman parte de la vida y escuchar a los mayores da herramientas para afrontar esa realidad.
Seguimos anhelando libertad
Hemos vivido un nuevo 9 de julio, Día de la Independencia. Que Dios, el Señor de la historia, nos continúe guiando hacia una independencia cada vez mayor. El año electoral reaviva nuestras esperanzas. Está bien que así sea. Dios es el fundamento último de nuestra esperanza. No tenemos que acallarla sino enriquecerla y compartirla. Pero debemos hacerlo lúcida y comprometidamente.
Nuestro desarrollo, saneamiento, reconciliación, unidad, no se hacen de un día para el otro y no se juegan en unas elecciones. Para nuestros problemas más profundos como nación no existen soluciones rápidas. “Hemos nacido para ser república” dice la célebre frase de Fray Justo Santa María de Oro. Iremos creciendo pues, en tanto y en cuanto nuestras instituciones se vayan desarrollando democráticamente en esa línea.
Como país, como pueblo, somos mucho más de lo que creemos nosotros mismos. A seis meses de haber sido campeones mundiales de fútbol, por momentos, se nos olvida. Y cuántas veces nos volvemos a sentir los peores del mundo.
Objetivamente, no somos ni los mejores ni los peores. Somos una gran nación que quiere crecer, pero nos cuesta caminar porque el crecimiento es lento y fatigoso.
Vivamos con humildad sabiendo que Dios es quien conduce la historia y muchas veces nos lleva por cañadas oscuras (salmo 23).
A veces parece que quisiéramos autodestruirnos. Tenemos que pedir a Dios la gracia de gestar una cultura que sepa velar por el todo, más allá de intereses particulares. Recemos también por nuestros políticos y funcionarios.
Una inversión que no falla
Transitamos tiempos de inestabilidad económica. Vienen a mí unas palabras que el P. Kentenich PK, que en les decía a un grupo de hombres de negocios de Milwaukee si presentarles la Alianza de Amor:
“No se trata de que Dios nos dé algo en razón de justicia. Sería entonces demasiado poco lo que ganaríamos; lo cual se podría comparar con el caso de alguien que deposita cien dólares a una tasa mínima de interés. No; esta Alianza es una Alianza de Amor, algo totalmente distinto. Tenemos que realizar depósitos, tenemos que prestar nuestra colaboración. ¿Qué recibiremos por ellos? … no hay negocio más ventajoso que sellar una alianza de amor con María Santísima y el Dios Trino… ”[1]
La alianza es nuestra mejor inversión, es nuestro tesoro. Pero no queremos ser egoístas sino todo lo contrario, parte del misterio de la Alianza es que es más fecunda mientras más se comparte. Colaboremos para que el amor de la Mater sea derramado en la mayor cantidad posible de hijos suyos. Alegra ver como en pueblos alejados la reciben con gozo profundo y esa visita es un aliento en el caminar.
Unidos en oración por los próximos pasos
Vamos ya palpitando, con alegría, la próxima ordenación episcopal en Rosario del P. Ernesto Fernández, del Instituto de Sacerdotes Diocesanos. Es un hito para la historia del Schoenstatt argentino.
Nos alegramos también cuando vemos cómo avanza la construcción del Santuario de San Juan. Los cimientos ya están colocados y se van levantando los muros. Una gran alegría para la familia sanjuanina pero también para toda la familia argentina porque un nuevo trono de gracias se está preparando para que la Mater, nuestra Reina reparta desde allí sus dones.
En un par de semanas se viene la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Será:
(Un) “mundial” … muy especial, se trata de un encuentro amistoso en el que no hay vencedores ni vencidos, sino que ganamos todos. Porque cuando salimos de nosotros mismos y nos encontramos con otros, cuando compartimos —cuando damos lo que tenemos y estamos abiertos para recibir lo que nos ofrecen los demás—, cuando no rechazamos a nadie; entonces somos todos victoriosos, y podemos levantar juntos “la copa de la fraternidad”[2].
Nos unimos a nuestros jóvenes que han viajado y representarán allí a Schoenstatt Argentina.
A modo de despedida, ¡les deseo un feliz próximo día del amigo! Que el Señor, nuestro amigo fiel, los bendiga.
Saludos y bendiciones,
P. Pablo Gerardo Pérez
Director Nacional
Movimiento Apostólico de Schoenstatt Argentina
Compartimos el link del video de Alianza de julio 2023: https://youtu.be/EVpjpMS5MmY
[1] PK, Lunes por la tarde…Nro 20, pág. 75.
[2] Palabra del santo Padre a los jóvenes cordobeses que lo visitaron el domingo pasado en el Vaticano.