Carta de Alianza marzo 2024
Querida familia de Schoenstatt Argentina:
¡Feliz día de Alianza! Les escribo desde el largo reposo obligado al que el dengue me ha conminado. Es parte de la Cuaresma que el buen Dios me está regalando. Seguramente lo necesitaba.
Con cada uno Dios está haciendo otro tanto. Invitándolo a vivir la Cuaresma, en lo que su vida le depara. Quizás no haya actividades distintas pero sí la invitación a mirar la realidad con otra tonalidad. La Cuaresma nos sensibiliza más con el dolor, las necesidades y el sufrimiento. Nos hace más receptivos a esta realidad y perceptivos para lo que podamos hacer para aliviar, aunque más no sea en parte, esa dura realidad en nuestros hermanos.
Nuestra espiritualidad schoenstattiana no nos impulsa a buscar sufrimientos extras por fuera de nuestro diario vivir. Pero si a aprovechar cada una de las situaciones del día a día para, ahí mismo, aceptar lo que haya de cruz y dolor. Humanamente hablando, en la Argentina, año 2024, ya contamos con suficientes vivencias y desafíos que representan una exigencia esiritual. Es nuestro trabajo no rechazar esto que vivimos sino aceptarlo como mensaje de Dios para nuestra vida. Aceptándolo discernimos también que hacer con lo que vivimos. Aquí necesitamos la ayuda de la gracia. Para no quedarnos en la superficie. Para no frustrarnos rechazando parte de nuestra realidad.
“¿Qué efectos produce el Espíritu de Dios, el Dador de la vida, el Espíritu Vivificante, en la relación del hombre con su Dios? Algo similar a lo que opera la luz en la cera. La luz, la llama, el calor, primero ablanda la cera y luego la derrite, la hace fluida. Así le acontece a mi alma cuando se entrega por entero a la guía del Espíritu Santo”. (Padre Kentenich, Soy el fuego de Dios, PDF 21)
Nos encontramos ya en los últimos días de Cuaresma. El próximo domingo es Domingo de Ramos y comenzamos la Semana Santa. Cada Semana Santa es única y necesaria. Nos regala las gracias que necesitamos para atravesar lo que tenemos por delante. Queremos vivirla de esa manera. Es el núcleo y la fuente de nuestra fe. Donde brota la nueva y eterna Alianza que da a la vida un nuevo sentido y horizonte.
11 años de Francisco
El pasado 13 de marzo se cumplían once años de pontificado del Papa Francisco. Fecha para agradecer y pedir por nuestro pontífice argentino. No me canso de pensar lo sorprendente que es que el Papa sea argentino. Todavía no sabemos si este año vendrá a la Argentina. El expresó su deseo pero está pendiente la confirmación. Sea como fuere, ya han pasado 11 años y, pese a sus achaques físicos, sigue lúcido conduciendo a la Iglesia universal. Ya lo conocemos demasiado bien. Sabemos de sus luces y sombras. Me entusiasma ver que Dios haya elegido a uno que estaba muy cerquita nuestro para conducir a toda la Iglesia. Siento un cierto compromiso por esa cercanía, de rezar y ofrecer capital de gracias por él pensando que, claramente, está ya en la etapa final de su pontificado.
Vivimos y damos testimonio de nuestra fe
La Semana Santa para el movimiento no significa sólo días de recogimiento. Las misiones son grandes muestras del tamaño de nuestra fe. Hace ya muchos años que tenemos misiones juveniles: Muipim, Ita Pater, Via Jesum, Quo Vadis y misiones familiares en varios lugares. Que estas misiones vuelvan a dar nuevo brío a la fe de las familias que serán visitadas y la de los mismos misioneros.
A veces, se da la paradoja de que muchos jóvenes o adultos también, que se suman a las misiones, no están precisamente transitando un tiempo de mucha vida de fe. Son los milagros que Dios y la Mater hacen en cada misión. Ellos se van encargando para que todo redunde en el bien de aquellos que aman a Dios (Rom 8,28). Y por más que el misionero esté faltante de fe, en la dinámica misionera y en la magia del encuentro con las familias del lugar, se van produciendo las instancias que regalan nuevas experiencias de fe.
Realidades que duelen
Dentro de nuestra realidad como país, nos está impactado fuertemente lo que se vive en Rosario. Las víctimas del narcotráfico nos duelen y nos hacen unirnos en oración. Rezamos por Rosario. Nos hacemos solidarios por la situación que atraviesan nuestros hermanos. El flagelo del narcotráfico es durísimo. No habrá soluciones rápidas sin, y eso esperamos, un trabajo continuado, silencioso y duradero que vaya controlando y ordenando esta realidad. Rezamos por los gobernantes y aquellos que tienen responsabilidades, rezamos por los fallecidos y sus familias, por aquellos que están metidos en el narcotráfico, que Dios los ilumine y libere, por las personas adictas, que puedan también encontrar salidas a esta esclavitud.
Ante tantas necesidades, buscamos el amparo y protección de San José. Él supo cuidar de la Sagrada Familia y es el protector de toda la iglesia. Mañana es su día. Lo saludamos especialmente y le confiamos todas estas intenciones y el futuro de nuestra patria.
Quedamos en eso, permanecemos fieles. Bendecida Semana Santa.
P. Pablo Gerardo Pérez
Director Nacional
Movimiento Apostólico de Schoenstatt Argentina
Compartimos el link del video de Alianza de marzo de 2024 https://youtu.be/piQOxCL63zo