Carta de Alianza noviembre 2022
Querida Familia de Schoenstatt Argentina:
¡Bendiciones en este día de Alianza!
Mes de María, un mes lleno de gracias
Noviembre tiene una linda particularidad: prácticamente es todo un mes dedicado a María. Del 7 de noviembre, fiesta de María, mediadora de todas las gracias, al 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, Ella quiere estar en el centro de nuestra vida. La celebración del mes de María es una hermosa tradición que se da en varios países. En el hemisferio norte es en mayo, pero aquí, en el sur, lo ubicamos en medio de estas fiestas marianas. Como schoenstattianos, aliados a Ella, es un rico aporte impulsar y motivar esta tradición en la iglesia argentina.
Ya hay Santuarios nuestros que viven con fuerza el mes de María, dándole la posibilidad a Ella de que se manifieste en todo su esplendor y belleza. En varios lugares es la Mater quien convoca a los fieles a la misa diaria, a encontrarse cotidianamente con Ella durante estos 30 días.
Es un mes de renovación de nuestro primer amor. Podemos vivirlo como en los comienzos, cuando nos fascinamos con la forma en que la Virgen nos miraba, cuando nos sentimos atraídos a aliarnos a Ella, a aportar mucho capital de gracias, a conocer más el mundo de Schoenstatt y del P. Kentenich, a buscar ermitas por todas partes. Es un mes para el cultivo de ese cariño, sabiendo que, en el decir de San Bernardo, “de María nunquam satis” (nunca es suficiente lo que podamos decir de María). Llevo este principio también a la acción, nada de lo que podamos hacer es suficiente para honrar y amar a la Mater.
Aniversarios, días de gracias
Antes de ayer recordábamos y festejábamos un nuevo aniversario del natalicio de nuestro Padre Fundador. ¡El cumpleaños,dicho en criollo! El Secretariado del Padre nos motivó a agradecerle a Dios y al mismo Padre Kentenich por tantos regalos que a través de él hemos recibido.
Pasado mañana recordaremos un nuevo aniversario de la muerte de la Hna. Emilie Engel. Se va agrandando cada vez más su figura al ir conociendo más en profundidad la historia de Schoenstatt. Es una hija predilecta del Padre, pidámosle a ella esa misma gracia, la de la filialidad. Es un ejemplo también de cómo la filialidad ante Dios y ante un representante es capaz de ordenar y apaciguar los estados de angustia y ansiedades, muy frecuentes en este tiempo. Su camino de sanación nos previene de caer en el sobrenaturalismo de pensar que mágicamente Dios la sanó. Los medios humanos terapéuticos son los medios normales por los cuales nos llega la gracia sanadora y perfeccionadora.
La gracia del Adviento
Estamos próximos al Adviento también. Su gracia es la de una buena disposición del alma para vivir plenamente un tiempo litúrgico fuerte como la Navidad. Tal como la tierra del suelo necesita ser preparada y removida para absorber adecuadamente el agua que la lluvia le regala, nuestra alma necesita también un trabajo espiritual previo para aprovechar la lluvia de gracias que será la Nochebuena y el tiempo de Navidad.
Nos podrá ayudar a ir entrando en clima de Adviento la próxima novena que se está preparando para celebrar como Familia Argentina la fiesta de la Inmaculada Concepción. Será una invitación para estar con María, la llena de gracias, la gran protagonista del Adviento, mujer real que le puso el cuerpo a los planes de Dios y hoy sale a nuestro encuentro en nuestro día a día. Pronto llegará la invitación a través de los canales de comunicación del Movimiento.
¿Puede el mundial ser un tiempo de gracias?
Cada vez más el mundial es el tema de conversación entre nosotros y lo que inunda nuestros medios de comunicación. Lo que nos pasa como argentinos no deja de ser curioso. El mundial es de las pocas veces que nuestros colores patrios, el himno, nuestro ser argentino en el fondo, nos tocan el alma, lo vivimos con pasión y orgullo. Y no es artificial. Es una pasión real, concreta y verdadera que nos moviliza emocionalmente, nos lleva a hacer muchas cosas, ponernos en gastos, incluso algunos gastos enormes como viajes.
No me conformo con la simple reflexión de que todo es algo superficial, que termina el mundial y volvemos a la normalidad. Hay algo allá dormido que se despierta. Me resisto a pensar que somos un manojo de sentimientos nacionalistas irracionales sin un mayor sentido. No calza con nuestra concepción del ser humano.
¿Acaso eso que brota auténticamente de napas muy profundas y nos regala una nueva manera de instalarnos en este suelo, de comprendernos y relacionarnos entre nosotros, no es una fuerza que podríamos capitalizar más allá de un mundial? No es una utopía lo que planteo. Otros países lo viven. Tienen un cultivo del espíritu cívico sólido que les genera el sano orgullo de pertenecer a su pueblo y comprenden su trabajo como un aporte personal en la construcción de la nación.
Me encanta Messi. Pero no solo por lo que nos regala futbolísticamente sino porque lo veo como un testimonio potente de un argentino que no sólo es exitoso profesionalmente, sino que es una persona de bien. En un tiempo con pocos referentes, claramente Lionel es un ejemplo. Creyente y agradecido a Dios, humilde a pesar de ser uno de los grandes deportistas de la historia, buen padre y esposo, que ama a su familia. Un profesional serio en su quehacer más allá de lo bendecido por Dios en su capacidad. Probado en su historia. Es un resiliente[1]. Hay mucho en su vida que puede inspirarnos más allá de que la selección tenga o no un buen resultado.
No hagamos de nuestra nación una desgracia
Para nosotros los creyentes, la resiliencia también es una gracia de Dios. Tener la capacidad y la fuerza para volver a empezar después de caídas y tropiezos. Lo pienso en lo personal pero también como pueblo argentino. Es una necesidad imperiosa.
Hemos naturalizado las quejas y el renegar de nuestro ser argentino, generando así un mal ambiente que termina volviéndose en contra nuestro, haciendo que no estemos conformes con vivir en este país y, por lo tanto, aquellos que pueden irse, lo hacen. Duele sobre todo cuando son jóvenes los que parten.
No estoy en contra de quienes ven como una salida para sus vidas el irse al extranjero. Pero hacer ya de eso una ideología y un deseo colectivo tiene algo de patológico. Argentina es un país hermoso, con una cultura muy rica. Pidámosle a Dios que el mundial sea una nueva oportunidad para despegar como pueblo en nuestro orgullo de ser argentinos y en el esfuerzo y cultivo diario de un espíritu cívico que mantenga nuestra bandera en alto.
Quedamos en eso. Permanecemos fieles. Saludos y bendiciones. ¡Vamos Argentina todavía!
P. Pablo Gerardo Pérez
Director Nacional
Movimiento Apostólico de Schoenstatt Argentina
Compartimos el link del video de Alianza de noviembre 2022: https://youtu.be/p7nQNGbfs30
[1] Capacidad para rearmarse después de momentos de dificultad.