Carta de Alianza septiembre 2021
Querida familia de Schoenstatt Argentina:
¡Feliz y bendecido día de Alianza! En el mes de la primavera anhelamos que nuestra Alianza reverdezca y florezca nuevamente. Estamos llamados a vivir la santidad en lo cotidiano y la Alianza es nuestra manera de hacerlo. Anhelamos que ella se transforme cada vez más en un camino seguro de santidad.
Un nuevo santo argentino
La reciente beatificación de Fray Mamerto Esquiú nos recordó este llamado a la santidad. Dios se acercó a nuestras tierras argentinas en el andar de este fraile franciscano. La ceremonia tuvo lugar el pasado 5 de septiembre, en Catamarca. Quizás por la pandemia, no tuvo la repercusión que hubiéramos imaginado. Pero para Argentina no es una noticia más.
No tenemos tantos santos argentinos. (Hace unos días, el G1810 nos recordaba la enorme figura de Enrique Shaw). La beatificación de Esquiú es un acontecimiento de gracias y un impulso en el desafío de ser santos hoy. Cada santo es un modelo e intercesor. Nos alegra tenerlo en el cielo y aquí junto a nosotros. Los santos no están solamente en el más allá, sino que también nos acompañan aquí y ahora. De allí su carácter de intercesores y compañeros en el peregrinar.
Soñador y constructor de una nación más de Dios
Dado todo lo que realizó Fray Mamerto en vida por nuestra patria, nos estimula el pensar ¡cuánto más hará ahora que está en el cielo! Su vida de fe ejemplar se vio plasmada en su protagonismo cívico y político más allá de lo pastoral por su condición de religioso.
Las complejidades que vivíamos en aquel entonces no fueron menores a las que atravesamos actualmente. Fueron tiempos extremadamente convulsionados, de incertidumbre sobre el rumbo a tomar como nación, de guerra civil por posiciones enfrentadas, donde alzamos la espada en contra de nosotros mismos. Caímos en el fratricidio. En nombre de ideologías matamos a nuestros hermanos. Los convertimos en enemigos.
Libertad comprometida
El beato Fray Mamerto captó la importancia de la jura de la constitución de 1853. Es célebre su sermón de aquel 9 de julio. No bastaba la libertad y la independencia del yugo español que logramos con tanto esfuerzo, vidas, sangre, sudor y lágrimas. Necesitábamos también ponernos bajo un mismo pacto de convivencia que asegurara nuestro compromiso y respeto por la Nación Argentina y cada hermano ciudadano en particular. Ese es el sentido último de la libertad de los hijos de Dios, entregarla por un amor mayor. Por decisión libre prometemos respetar a nuestros hermanos y al orden institucional de nuestra patria en pos del bien común.
No debe asombrarnos esta militancia cívica y política del beato. Raro sería que un cristiano sea indiferente a la suerte de su pueblo, de los suyos. Desde los comienzos, los cristianos se caracterizaron por no aislarse de la sociedad, sino que fueron constructores de la misma. Fray Mamerto fue un soñador y constructor de nuestra patria.
Que el Señor nos siga regalando ciudadanos que se animen a soñar una patria grande, con espacio para todos, y entreguen su vida en este noble proyecto. Como Iglesia tenemos la tarea de dar a luz, formar y sostener a estos ciudadanos. Tengamos siempre en oración a nuestros gobernantes y candidatos en este tiempo electoral, más allá de los colores partidarios que tengamos. No repitamos enfrentamientos tóxicos que lejos de construir producen heridas que tardan toda una vida en cicatrizar.
Mes de aniversarios
El 10 de septiembre celebramos un nuevo aniversario de la campaña. Sus 71 años. Más allá del paso del tiempo, el espíritu de Don João continúa lozano y presente en la Campaña. “La esforzada campaña del santo Rosario”, como acostumbraba a llamarla Don João, encarna la mirada amplia del P. Kentenich sobre el carisma de Schoenstatt y la Alianza de Amor como ofrecimientos para toda nuestra iglesia.
Días después, el 15 de septiembre, recordábamos un año más de la partida de nuestro fundador al Schoenstatt eterno. Destaco la movida de la conquista espiritual de la Cruz de la Unidad Monumental para el Santuario Original que miembros de la Federación de Familias de Argentina están promoviendo. Es un regalo a nuestro Padre Fundador por toda su obra, que tanto bien nos hace.
Primavera Sagrada
En unos días comienza la primavera y la celebración del día del estudiante, tradicional fiesta de nuestra juventud. El Papa nos decía:
“Ser joven, más que una edad es un estado del corazón. De ahí que una institución tan antigua como la Iglesia pueda renovarse y volver a ser joven en diversas etapas de su larguísima historia. En realidad, en sus momentos más trágicos siente el llamado a volver a lo esencial del primer amor” (Chirstus vivit 34)
Es un tiempo de rejuvenecer y florecer espiritualmente. El joven seminarista José Engling en las primaveras del hemisferio norte, solía juntar ramilletes de flores espirituales para regalarle a María. Es un bello ejemplo para vivir en esta primavera que comienza.
Antes de despedirme, quisiera dedicar unas líneas para recordar a la Hna. Christvera, quien partió a la casa del Padre en la víspera de la fiesta de la Natividad de la Virgen María. Sean estas líneas una acción de gracias a Dios por todo lo recibido de la Hermana como familia de Schoenstatt Argentina. Fueron muchísimos los testimonios y mensajes que circularon en torno a su despedida. Donde se pudo palpar cómo Dios le regaló una larga y fecunda vida, bien gastada en entrega a la familia de Schoenstatt hasta el final. Que el Señor la tenga en su gloria y ella desde el cielo continúe acompañándonos en este peregrinar.
Quedamos en eso, permanecemos fieles. Saludos, cariños y bendiciones,
P. Pablo Gerardo Pérez
Director Nacional