Encuentro Sinodal del Cono Sur: “Ensancha el espacio de tu tienda”
Autor: Hna. M. Mercedes Zamuner
Del 6 al 10 de marzo tuvo lugar en la ciudad de Brasilia, el último de los 4 encuentros previstos a nivel del continente americano para recoger los ecos del Documento de trabajo para la Etapa Continental (DEC).
En la casa de retiros Dom Luciano Menendes perteneciente a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasilia (CNBB –sigla en portugués) nos reunimos las delegaciones de Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina, alrededor de más 180 personas. Cada delegación estaba conformada por sacerdotes, religiosos, laicos y representantes de los pueblos originarios.
En nuestra delegación argentina participaron los obispos: Mons Oscar Ojea, presidente de la CEA; Mons. Marcelo Colombo de Mendoza; Mons. César Fernández de Jujuy; Mons. José Macín de Reconquista (Chaco); Mons. Dante Braida de La Rioja y Mons. Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires. También había varios sacerdotes de distintas diócesis y 4 diáconos permanentes.
En el discurso inaugural del sínodo habló el presidente del CELAM, el cardenal Héctor Cabrejas Vidarte OFM, arzobispo de Trujillo, Perú explicando la finalidad de este encuentro.
Por Schoenstatt participamos una integrante de la Obra de Familias de Chile, Marcela Fuentealba y yo, que participé como representante de la Conferencia de Institutos Seculares de Argentina.
El lema del encuentro era: “Ensancha el espacio de tu tienda” una cita del profeta Isaías 54, 2. Con esto se hacía referencia a la necesidad de acoger dentro de la Iglesia a todas las realidades de hoy día, saliendo al encuentro en especial, de aquellas que están marginadas, como ser los pobres, los pueblos originarios, los discapacitados, pero también aquellos que transitan caminos no acordes a la enseñanza de la Iglesia, pero que desean ser integrados: los divorciados vueltos a casar, los grupos LGBT, los sacerdotes casados, los drogadictos, etc.
Para el trabajo diario estuvimos divididos en 21 grupos mezclados, es decir, sacerdotes, obispos, consagrados, laicos y representantes de pueblos originarios, tratando de entendernos en español y portugués. La metodología de estos intercambios grupales se denominó “conversación espiritual”. Era algo muy sencillo que para algunos fue todo un descubrimiento. Había un coordinador y un secretario para tomar nota. Había que responder a una serie de preguntas que eran similares para todos los grupos, relacionadas al DEC. La mística de estos encuentros era: prendíamos una vela que estaba en el centro del grupo. Junto a ella una estampa. Para comenzar el intercambio cantamos algo cortito y luego el que quería comenzar a exponer su reflexión a las preguntas, levantaba la tarjeta de junto a la vela y comenzaba a exponer. Tenía 3’ controlado por reloj del coordinador. Sonaba la alarma y el expositor redondeaba su pensamiento y colocaba la tarjeta nuevamente junto a la vela. Entonces el próximo que quería exponer, levantaba la tarjeta y así sucesivamente hasta que todos hubieran hablado. No se admitía discutir ni contestar a lo dicho por el anterior expositor. Solo escuchar atentamente cada exposición y aportar la propia. Escuchar las distintas realidades de cada uno de los integrantes del grupo fue muy enriquecedor, porque cada uno contextualizaba la respuesta desde su perspectiva laboral pastoral.
Por la tarde se hacía una puesta en común con la síntesis de los aportes de cada grupo.
A lo largo de todo el encuentro reinó una atmósfera de cordialidad y respeto entre todos los participantes.
Pude constatar que prácticamente todas las personas con las que conversé conocían algo de Schönstatt. Así, por ejemplo, dentro de mi grupo de intercambio estaba el obispo de Copiapó, Chile, Mons. Ricardo Morales. El me comentó que estaba muy agradecido con Schönstatt porque había un matrimonio de la Obra de Familias que cuando él fue obispo de Puerto Mont, le ayudó muchísimo en la pastoral de esa diócesis.
Dom Geremías Steinmetz, el obispo de Londrina, estaba muy contento con el aporte de nuestras Hermanas de María que viven allí, en su diócesis.
Una catequista de Formosa, que tiene una amiga de la Campaña en su parroquia al ver la foto de la Virgen Peregrina en medio de nuestro grupo de trabajo se emocionó.
El obispo de Jujuy me dijo que estaba muy agradecido a Cecilia Sturla, de Schoenstatt, porque colaboró en dar una formación excelente a su equipo pastoral.
Otro obispo de Brasil, cuando me presenté y le pregunté si conocía Schönstatt, me dijo afirmando:
-La de la Madre tres veces Admirable.
Una tarde me senté junto al obispo de Mercedes, Uruguay, Mons. Collazi, diócesis a la que pertenece nuestro Santuario y me contó su alegría de celebrar cada año la Misa del 18 de octubre en Nueva Helvecia.
También tuve ocasión de dialogar con el cardenal Daniel Sturla, de Montevideo acerca de Schoenstatt y él a su vez me contó entusiasmado sobre el proceso de beatificación de Mons. Jacinto Vera, el primer obispo de Montevideo y que sería el primer santo de ese país.
El obispo de Mendoza, Mons. Colombo, con quien tuve ocasión de charlar un buen rato, me comentó lo valiosa que es la colaboración de Schoenstatt en su arquidiócesis, especialmente a través de los matrimonios de la Obra de Familias y de los jóvenes. Y así podría seguir relatando el contacto con otros obispos y sacerdotes y laicos de las distintas diócesis del país y de los otros 4 países participantes.
Un momento impactante fue al final del encuentro sinodal, algo fuera de programa, preparado por todos los 17 jóvenes participantes de los 5 países. Fue a raíz de que en los grupos se habló mucho de la escasa participación de la juventud en la Iglesia y de la necesidad de motivarlos para que se acerquen y se sientan parte de la Iglesia.
Se colocaron todos los jóvenes en hilera, frente al auditorio y con una breve introducción dijeron que querían explicarnos a todos el por qué de la falta de integración de los jóvenes en la Iglesia. Mientras cada uno hablaba se veía escrita, proyectada en la pantalla, una pregunta ¿por qué mis amigos y amigas se fueron de la Iglesia?
Empezó una chica de la Patagonia diciendo:
–Mis amigos y amigas se fueron de la Iglesia, porque teníamos una amiga lesbiana a quien se le dijo que no podía participar en los grupos de jóvenes.
Mis amigos y amigas se fueron de la Iglesia porque tengo dos amigas que estudiaron teología y les dijeron que su teología no era válida por ser mujeres.
Otro joven:
– Mis amigos y amigas se fueron de la Iglesia porque sufrieron abusos de conciencia y manipulación dentro de la Iglesia y no fueron escuchados con el corazón.
Otra chica continuó diciendo:
-Mis amigas y amigos se fueron de la Iglesia porque padecían el flagelo de la droga y la Iglesia les cerró las puertas.
Otro joven dijo:
-Mis amigas y amigos se fueron de la Iglesia porque les dijeron que su palabra no tenía valor por ser jóvenes.
Y como esas, otras situaciones hoy comunes entre los jóvenes y a las que la Iglesia aún no ha dado una respuesta satisfactoria para acompañar esas realidades.
Al, día siguiente al término del encuentro, se había previsto un recorrido turístico religioso por la ciudad para la delegación argentina que terminó con la visita a nuestro Santuario de Schoenstatt en Brasilia.
El domingo 12 se celebró la Santa Misa en la capilla de la casa solo para la delegación argentina y al final de la misma se invitó a todos los integrantes a firmar sobre una bandera argentina, que sería luego colocada en un cuadro, en la sede de la Conferencia Episcopal Argentina, como recuerdo de este acontecimiento histórico para nuestro país.
Las conclusiones de este encuentro sinodal fueron llevadas a Bogotá para realizar una síntesis de los encuentros sinodales de las 4 regiones de Latinoamérica y el Caribe. Esta síntesis se resumió en 7 items: Protagonismo del Espíritu en una Iglesia sinodal; Sinodalidad del Pueblo de Dios; Sinodalidad: modo de ser y actuar de la Iglesia; Iglesia sinodal misionera; Sinodalidad: compromiso socio-ambiental en un mundo fragmentario; Conversión sinodal y reforma de estructuras; y Vocaciones, Carismas y Ministerios en clave sinodal. Todo esto será parte de los temas que los obispos reflexionarán en el Vaticano en octubre de este año.