Este es mi cuerpo, esta es mi sangre
Autora: Maria Gabriela Fierro de Rinke
Es el Jesús nacido de María en Belén, el mismo que “pasó haciendo el bien a todos” (Hechos 10,38), que murió en la Cruz y resucitó al tercer día, el que está presente hoy en el mundo: no una vaga presencia espiritual suya, o como dice alguno, su causa. La Eucaristía es el modo inventado por Dios para seguir siendo siempre el “Emmanuel”, “Dios-con-nosotros”, Dios junto a nosotros, Dios en nosotros.
Aquí lo escuchamos en forma muy clara: el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él y yo lo resucitaré el último día (Jn.6,54 y 56). Él nos promete que esta íntima alianza de amor, esta fusión de corazones con el Dios eterno y mi corazón, ¡durará toda la eternidad! Regalo maravilloso que nos prometió y se hizo realidad. Jesús se hizo hombre, se hizo niño y durante el tiempo de su pasión y muerte llegó a ser pisoteado, pedazo a pedazo; descendió a lo más bajo…..
¡Y el Verbo se hizo PAN! No solo el Verbo se hizo carne, El Verbo se hizo PAN. Quiso quedarse tan cerca de nosotros en este abajamiento tan profundo en la especie del pan, que nos resulta fácil acercarnos a Él. Esto nos interpela. ¿Dónde estoy yo con respecto a la Eucaristía?
Lo que el Misterio de la Fe nos revela es que Jesús está verdaderamente en Cuerpo y Sangre en nuestros templos, en nuestros sagrarios y nos anima a seguir dando pasos de Amor hacia un Dios que está sediento, siempre sediento de nuestro amor. Ese es el misterio
de nuestro Dios que nos Ama tanto, que nos espera a cada uno. Necesita almas que lo consuelen ante tanto desamor e indiferencia, en cada Sagrario nos espera, sediento de lo poco que podemos darle …pero como todo lo transforma ese poco que damos se convierte en un tesoro de Amor hacia Él.
Podemos vivir un eterno Corpus Christi a lo largo del año en la santa Eucaristía y en la adoración eucarística día a día, son tantos beneficios que recibimos, incontables. Nos va sanando, a través de tantas horas frente a ÈL, de la entrega de todo lo que nos pasa en nuestras vidas, los gozos y las sombras.
La Adoración y Contemplación consisten esencialmente en una mirada de adoración y de amor, es el intento de establecer un contacto de corazón a corazón con Jesús presente realmente en la Hostia y a través de Él, elevarse al Padre en el Espíritu Santo.
Siempre son dos miradas que se encuentran.“Él me mira, yo lo miro”. Eso le decía un campesino de su parroquia al cura de Ars. ¡Es mirar a uno que nos mira!
¡Que podamos atender en nuestros corazones el llamado que nos hace el Señor! Para ser verdaderos adoradores en espíritu y en verdad.
Es el tiempo mejor empleado, especialmente cuando no tenemos tiempo.
“VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN FATIGADOS Y AGOBIADOS Y YO LOS ALIVIARÉ” (Mt.11,28)
- Horario de adoración en el Santuario de la Vida y la Esperanza de lunes a viernes a partir de las 9 hs hasta las 19 hs.
- Horario de adoración en el Santuario de la Solidaridad, de lunes a viernes desde las 8 hs hasta las 20 hs.