Palabras y reflexiones sobre San José
Autor: José Eduardo Epele
La persona de San José ha estado muy presente y viva en la historia y en la vida de la Familia de Schoenstatt.
Su imagen nos acompaña en los Santuarios, a veces él solo con la vara del lirio, otras conformando la Sagrada Familia junto a Jesús niño y a la Mater.
También a lo largo de la historia de Schoenstatt, nuestro Padre Fundador gustaba en predicar sobre San José con un afecto especial, en particular lo hacía para la fiesta del 19 de marzo fecha en la que él celebraba a su santo patrono.
De hecho el Padre Fundador quiso destacarlo especialmente y lo nombró segundo patrono de la Familia de Schoenstatt y la consagró a San José, poniéndola bajo su protección y solicitando muchísimas veces su poderosa intercesión en situaciones de extrema dificultad.
Quisiera señalar tres rasgos de San José que son de gran actualidad para todos nosotros.
José tuvo un profundo y cálido amor a María, su esposa, y como tal fue protector de María, es decir la cuidó en distintas circunstancias difíciles y también colaboró como esposo para que ella fuera mujer y madre plenamente. Hoy se nos presenta también protector de la mujer y de la madre. En estos tiempos difíciles de desconcierto sobre la verdadera femineidad y la maternidad, podemos acudir confiadamente a San José para que ayude a la mujeres de hoy a crecer como madre y como mujer siguiendo el modelo de la Virgen María.
Servidor de la Sagrada Familia. El se ocupó materialmente con su trabajo, la cuidó con celo paternal en las dificultades, le procuró el sustento diario con su trabajo de carpintero; pero, seguramente puso un celo especial y se ocupó de que el vínculo familiar en el seno de la familia de Nazaret fuera en plena armonía. San José encarnó la autoridad paterna de Dios, a los varones nos regala esa imagen y nos educa a crecer en ella. Autoridad que es amor a cada uno de los miembros, profunda misericordia paternal y servicio desinteresado a la vida de los hijos y la esposa.
Como padre terreno de Jesús, amó y cuidó a su hijo para que creciera plena y sanamente en su ser varonil, el amor filial de Jesús hacia José su padre terreno, constituye el núcleo básico que formó la personalidad humana de Jesús de Nazaret, en perspectiva de su realidad humana se puede afirmar que Jesús conoció al padre Dios con su conciencia humana y su corazón humano a través de San José. Después de María, su madre, nadie conoció a Jesús como su papá terreno. Como padre e hijo tuvieron un perfecto intercambio de corazones. Unirnos a San José es un camino privilegiado para encontrarnos con Jesús.
Las palabras del Evangelio de San Mateo dichas por el ángel a San José “Levántate, toma al Niño y a su madre”, muestran una parte central de la misión de José. La tarea de José se convierte en tarea nuestra: llevar a la Virgen y a Jesús a todas partes, que sean conocidos y reconocidos en este tiempo que se aleja cada vez más de Dios, pero que, sin embargo, clama y necesita cada vez más del amor de Dios.
Que podamos crecer en el encuentro personal con San José para vivir más fielmente nuestra misión como Familia de Schoenstatt.
José Eduardo Epele
Rawson, 19 de marzo de 2020