Caravana Juvenil Mariana XXII
Autores: Micaela Galende y Gustavo La Valle, Equipo Organizador CJM XXII
Bajo el lema “Madre, fortalece nuestra esperanza” y continuando el hilo de años anteriores, se quiso transmitir la fraternidad, reconociendo a María como nuestra Madre. Madre que nos une como hermanos para poder recorrer juntos este camino y así afrontar todas las situaciones que se nos presentan, con mucha alegría y mucha esperanza. Este año queremos pedirle a nuestra querida Madre que renueve y fortalezca nuestra esperanza, especialmente en este tiempo de incertidumbre que estamos viviendo.
Por ello es que, acompañados con la frase de nuestro Obispo Gabriel Barba “Dios no me quiere mañana, me quiere hoy”, compartimos con ustedes las vivencias de la Caminata Juvenil Mariana XXII. Caminata que este año se transformó en una caravana de autos que partió desde la Iglesia Nuestra Señora del Rosario del Trono hasta el terreno del futuro Santuario de Schoenstatt, en el barrio Cerros Colorados, de Juana Koslay, provincia de San Luis.
La Caminata Juvenil Mariana se realiza desde hace 22 años en la ciudad de San Luis organizada por los jóvenes de Schoenstatt, buscando siempre fomentar el espíritu de unidad de la diócesis, haciendo partícipes a diversos grupos e instituciones. Este año, durante el trayecto de ls Caravana Juvenil Mariana XXII se vivió un hito muy importante ya que nuestro Obispo, Monseñor Gabriel Barba dio su bendición a todo el personal de salud y a las personas que están atravesando una situación difícil en el Hospital de San Luis. Y lo hizo acompañado muy especialmente de la imagen del Cristo de la Quebrada, un símbolo muy importante en nuestra diócesis.
Para dar un cierre a la Caravana, se celebró la Santa Misa en el terreno del futuro Santuario de Schoenstatt, presidida por Moseñor Barba y con la presencia de muchos fieles, especialmente muchos jóvenes que quieren irradiar la luz de nuestra querida Madre y ser fiel inspiración para nuestra comunidad.
La Caravana irradió dos palabras que representaron los pilares en todo el camino previo: “Confianza” y “Esperanza”. Ambas estuvieron siempre presentes en todo el equipo y es lo que nos motivó a llegar hasta el final dando nuestro cien por ciento. Durante la homilía Monseñor Gabriel Barba nos transmitió que la unidad está en el amor, en el espíritu y que esa unidad es el don que Dios nos regala otorgando la posibilidad de estar siempre firmes, siempre de pie como lo estuvo la Virgen María al pie de la Cruz. Firmes y dignos a su amor, afrontando cualquier obstáculo y evitando toda tristeza, para avanzar sin temores, sin miedos. La mejor forma de enfrentar este tiempo difícil es poniendo toda la confianza en la providencia, con espíritu de entrega y al servicio del prójimo. Cada pequeño gesto de solidaridad nos lleva al punto de partida, ahí donde Dios nos regala el tesoro más grande que es el amor a través de nuestros actos cotidianos.
Luego de reflexionar un poco en todo lo que se vivió ese día y en cómo se fueron dando las diversas situaciones, hoy más que nunca podemos decir que nuestro lema se hizo presente, la Virgen María fortaleció nuestra esperanza y la de todos los fieles que, pese a la situación de pandemia que estamos viviendo, se acercaron y demostraron su inmenso amor a la Mater.