En sus Huellas caminamos, para trasformar nuestro mañana

En sus Huellas caminamos, para trasformar nuestro mañana

Autor: Juan Manuel Elías

 

Tras cinco días de intensa y exigida caminata, llenos de una honda alegría arribamos a la meta tan anhelada, el Santuario de Nuestra Señora del Tránsito, donde descansan los restos del Santo Cura Brochero, nuestro primer santo argentino. Llegamos con mucha ilusión, junto al repicar de las campanas y el aplauso de los lugareños y turistas que por allí pasaban. Al ingresar al templo el P. Alex, nos esperaba a los pies de la tumba para realizar una emotiva oración de acción de gracias por nuestra llegada y encomendarnos a la protección del santo cura como así también dejar todas las intenciones que habíamos llevado.

 

¿Qué es el Camino de Brochero?

Desde los primeros tiempos de la cristiandad, numerosas almas han realizado, por distintos motivos, peregrinaciones a lugares santos, como Tierra Santa, Santiago de Compostela, en nuestros tiempos Fátima, Lourdes y Lujan aquí en Argentina; como así también muchos otros.

El Camino de Brochero tiene la intención de nutrirse de estas “travesías de fe” y principalmente del Camino de Santiago y así como en España se recorren los pasos de Santiago nosotros aquí, caminamos los senderos que en su época cabalgara tantas veces el P. Brochero.

Es también una peregrinación que se realizó del 1 al 5 de marzo, partiendo desde la Catedral de Córdoba -donde Brochero hizo su seminario y celebró su primera misa-, atravesando las Altas Cumbres, hasta el Santuario de Ntra. Sra. Del Tránsito en Villa Cura Brochero. 150km donde el compartir fraterno, la amistad, la oración y el sacrificio fue el lenguaje cotidiano. En esta ocasión participaron medio centenar de jóvenes venidos de distintas ramas de Argentina como Chaco, La Plata, San Juan, Mendoza, Paraná, Rosario y la JM de Córdoba.

 

 

“Tras las huellas del Santo”

A simple vista pareciera haber sido solo una caminata, pero queríamos mucho más que eso. Peregrinamos tras las huellas aun frescas que dejó Brochero a lo largo y ancho de las Altas Cumbres; huellas de entrega a pesar del calor del verano o el frío del invierno, huellas de celo por acercar almas a Jesús a través de los Ejercicios Espirituales, huellas de desafíos y preocupaciones, que se marcaron a fuego por toda Traslasierra.

Tras las huellas del Santo se volvió nuestro lema y era aquel que nos motivaba a seguir adelante y salir de nuestras comodidades, cansancios y dolores de cada jornada.

 

Carteros de intenciones

En nuestro día a día, no caminamos solos, sino que cargamos en nuestras mochilas y sobre nuestros hombros todos aquellos pedidos de oración y agradecimientos que tantas personas nos habían encomendado en las distintas parroquias por las que pasamos, junto a las de nuestros familiares, amigos y conocidos. Todas ellas fueron depositadas en las manos del P. Brochero para que por su intercesión fueran presentadas al Buen Dios.

 

 

Cada paso se convierte en Pan de Vida

Cada día, recibimos aún más intenciones de los parroquianos y lugareños que encontramos en el camino. Otro signo, que es símbolo de todos los sacrificios y ofrecimientos del caminar, es que al inicio del día, cada uno recibe una hostia sin consagrar, que guarda consigo durante todo el camino. Esa misma hostia se entrega en el ofertorio de la misa vespertina, al concluir el caminar. Esa hostia, esos sacrificios, se convierten en Pan de Vida, en Jesucristo, que se hace cada noche presente entre nosotros.

 

El Camino – Una comunidad, una familia, un ideal

En esta ocasión la peregrinación contó con un matiz diferente, el Ideal Nacional, recientemente sacado, y que fue el grito de guerra y el motivo de las meditaciones cotidianas que compartíamos con los jóvenes. “Con María, Pasión que transforma”, fue grabado en una placa conmemorativa, conquistado a lo largo de la caminata y entregado a Brochero como ofrenda y consagración de la Juventud Masculina Nacional.

 

 

El Camino de Brochero fue una escuela de vida

Cada uno de nosotros ha tenido vivencias personales muy profundas, donde experimentamos la gracia de Dios, y se renovó nuestro anhelo por la santidad, siguiendo las huellas de Brochero. Comparto algunos testimonios de lo que fue este Camino para estos jóvenes:

 

“-Camino de Brochero, tras las Huellas del Santo-. Así comenzaba esta gran aventura. Poner en palabras experiencias que calan hondo en el corazón es difícil. Fue algo realmente increíble. Al principio no entendía mucho pero sin embargo decidí abrirme a lo que, junto a mis hermanos peregrinos, estábamos emprendiendo. El Camino Brochero fue dejando mucho en mi corazón, realmente las huellas empezaban a hacerse realidad en mí. Cuando llegamos a la Parroquia de Villa Cura Brochero pensé: ‘Acá termina todo’. Sin embargo, me di cuenta que mi Camino recién estaba comenzando y el Cura Brochero fue sólo el gran instrumento que abrió una nueva puerta. (Juan Cruz Colombo, Postulante de los Padres de Schoenstatt, Chaco, Argentina).

 

“Fueron 139,7 kilómetros, 199.571 pasos. Algunos firmes y rápidos, otros lento pero seguro, los del frente y los de atrás, los cojos y los voladores, los que miran al cielo y los que miran dónde pisan. Los héroes vienen en todos las formas y los tamaños. 199.571 veces que pensamos en las intenciones que llevamos; el tener que llegar por esa persona que confió en nosotros. Hablame de sacrificios. ¿Qué mejor capital de gracias que ser cartero de un santo? Qué honor. Pero qué responsabilidad también.

“Nada sin ti, nada sin nosotros”. Nosotros pudimos caminar, pero a veces necesitamos de un palo, algunos más que otros. Necesitamos de un santo al cual seguir. Un “¡¡¡Dale, no aflojes ahora!!!”. Pero por sobre todo, de María al frente. Este es el impulso a la santidad. Una santidad con un largo camino que peregrinar. 199.571 pasos no son nada. Brochero caminó su vida entera, con una santidad imperfecta. Era enojón, no tenía tacto para hablar con la gente, hijo de analfabetos y con lenguaje campestre; el cuarto de 10 hermanos. Pero hizo la única cosa que lo va a llevar a la santidad: se entregó a ella en cada acción, en cada paso, en cada oración. Totus tuus, sin dudarlo. 102 años después de su muerte, José Gabriel del Rosario Brochero fue nombrado Santo Cura Brochero. El nació, vivió, ejerció y murió en Córdoba.

El Padre Adrián, de Rosario nos decía en cada parada: “No caminé mucho, llevo muchos años caminando”. Ahí se entiende todo. Estos fueron los primeros pasos y los más fáciles. A lado caminaba Jesús y al otro al lado San José Brochero que guiaba el camino. Ahora no hay un camino marcado. Pero no estamos solos. María, Reina y Victoriosa, va adelante allanando el camino. Brochero nos impulsó, ahora nos toca peregrinar la tierra, un paso adelante del otro, para poder peregrinar el cielo. No va a ser fácil. Los pies van doler, la mochila va a pesar y el palo se va a quebrar. Pero Dios sabe lo que hace. El no elige a los preparados, prepara a los elegidos.

Cuando sientas que cada vez está más lejos, es porque cada vez falta menos. “No tenemos miedo, no”, como cantaba el P. Pablo Pérez en cada parada. SERVUS MARIAE NUNQUAM PERIBIT. Se aprende de la vida, no de los libros decía el Padre Kentenich. 139,7 kilómetros son 199.571 veces que nos entregamos a ella.” (Evaristo Vera, JM Córdoba, Equipo de Espiritualidad)