Madre te coronamos, restaura nuestras familias
Autor: Epifanía Ramírez
El pasado 13 de octubre de 2019, bajo el lema “Madre te coronamos, restaura nuestras familias”, celebramos la Fiesta Patronal del Santuario de Nuevo Schoenstatt. Y si es que las fiestas se conocen por sus vísperas, este día fue lo que debía ser en medio de la lucha de contradicciones entre tormentas feroces que amenazaban diluviarnos las esperanzas coronadas por una jornada luminosa y serena.
Agracedemos el compromiso y trabajo incesante de los servidores que tomaron fuerte el “Servus Mariae” y dieron presente. Algunos desde el día anterior, otros muy temprano ese domingo. Todos desde hace varios meses asumieron las diferentes tareas junto a las Hermanas de María, alma y motor de todo, que sabiamente convocaron a los amigos del santuario para que esta fiesta sea desde el comienzo una “fiesta de todos”, una gran y amplia ofrenda a nuestra MTA.
Nos hemos “mal” acostumbrado a que las comunidad de las Hnas. de María nos esperen con “todo resuelto”, con paciencia año tras año nos han acariciado el alma imprimiendo bellos recuerdos con las liturgias tan bien preparadas, las profundas oraciones marianas, los cantos, y los detalles de todo tipo.
En el 2018, como buenas educadoras que también son, nos llamaron a involucrarnos, pues ¡la Mater tiene muchos hijos! Y en toda familia normal las tareas deben de compartirse, si bien como una mezcla de ángeles y coachs, el pequeño ejército azul dio solidez a cada una de las áreas.
“Madre te coronamos, restaura nuestras familias” fue el lema que acompañó y dio eje a toda la celebración. Con nuestras necesidades, anhelos y entregas de amor en lo cotidiano fuimos preparando la corona que cada uno regaló a la Virgen rogándole que reine sobre nuestra vida entera con todo lo que ello implica: inseguridades, sueños, afectos.
Durante todo el día el Santuario estuvo de fiesta, con un parque lavado por las lluvias del día anterior y -hay que decir -algo de barro que nos dejó sin ganas de aventurarnos a los lugares más recónditos del parque.
Sin embargo, debido al ambiente religioso, los testimonios, la ambientación y la animación que se hacía presente: desde una bienvenida cálida a cada peregrino hasta la radio en vivo que se replicó por la señal de la diócesis “Radio Novack” (en honor al primer Obispo del lugar), sabemos que hemos vivido una jornada muy bendecida.
Con alegría hemos compartido las lágrimas de emoción, los momentos de oración a solas, el rezo del Rosario en la Iglesia y los rezados entre camino y camino, las sonrisas, las largas charlas en la pastoral de la escucha llevada adelante por las Hermanas que tanto bien regaló a las almas y dejó en ellas tantas intenciones por las que rezar. Los diferentes stands, que nos permiten ver que realmente Schoenstatt es todo un mundo.
En los días previos las calles en torno al Santuario fueron misionadas y por medio de las redes, además del empeño del Padre Alberto por medio de sus charlas y homilías, fuimos encendiéndonos y profundizando esta la corriente de coronación.
Nos tocan hoy tiempo duros, donde las tempestades arrecian sobre los valores más sagrados y el espíritu se agota bombardeado por la violencia, el desamor y la falta de moral. Donde ideologías quieren ensuciar el alma y crear confusión.
A todas estas cosas que “salen del corazón del hombre” y que pueden hacer tanto daño a nuestra sociedad, nuestra Patria, a nuestras familias, a nuestros afectos más puros, nos oponemos unidos y fortalecidos en el corazón de nuestra Reina, unidos en una gran corriente desde su Santuario: ¡Madre te Coronamos, restaura nuestras familias!
A la luz de nuestro lema el Padre Alberto llamó a reflexionar sobre dos temas. El primero: la centralidad e importancia del matrimonio. Para que como tronco firme sostenga todo el desarrollo sano de las familias… “primero lo primero y segundo lo segundo”. Si nuestras familias pueden llegar a ser colonias del cielo deben beber de un “centro sagrado”, y esa es la alianza matrimonial desde donde se crecerá todo lo demás.
“Estar uno en el corazón del otro”, nos decía, citando a nuestro Padre Fundador. Esa debería llegar a ser la definición de cada familia, allí debe entrar en juego la gran Restauradora. Así como una obra de arte lleva muchísimo tiempo para ser restaurada, así nuestras familias necesitan dedicación y necesitamos esa mano experta que conoce los planos originales y puede recrearlos restaurando lo que hemos ido maltratando o descuidando en nuestras relaciones familiares, en el diálogo, en el vínculo.
Infaltable la peregrinación por el barrio. La Mater rodeada de flores, montada sobre el camión de los Bomberos Voluntarios, al son del repique de los jóvenes de la Nazarena que desde temprano estuvieron firmes en sus tareas y ahora, como noble escolta, guiaban y abrían paso a nuestra Reina, que avanzaba en medio de los cantos y oraciones del pueblo hasta llegar a la Iglesia de Dios Padre, para luego de celebrar la Santa Misa finalizar frente al Santuario con la paraliturgia de Coronación.
Allí fueron bendecidas las coronitas que llevamos algunos física otros espiritualmente. Como pueblo elevamos nuestras oraciones por la Patria, entonando también el Himno Nacional para cerrar este hermoso día de fiesta a los pies del Santuario.
Volvimos a nuestros hogares con la hermosa tarea de ser esos instrumentos fieles de la gran restauradora. Hemos coronado a nuestra Reina. Que Ella impere sobre nuestras familias para que Argentina con la bendición de Dios sea restaurada desde sus cimientos, sea esa gran nación que soñaron nuestros Padres: ¡Madre te coronamos, restaura nuestras familias!