No hay edades para misionar
“Misionar no es una moda pasajera”
Autor: Juan Francisco Miguel – misionero de GM 20
No sé si fue un invento, si lo imitamos de algún lado o si las ganas pudieron más. Lo que sí puedo decir es que lo que está sucediendo con los jóvenes misioneros mayores de 25 años es fuerte y está marcando una impronta propia tanto en Schoenstatt como en la iglesia.
Muchos creen que a determinada edad no se misiona más. Surge así una especie de “jubilación” que nadie decretó, pero que está ahí…implícita, incomodando edades.
Por ahí tenga que ver con que anteriormente había parejas que se casaban mucho antes de los 30 años y pasaban a formar parte del equipo de los matrimonios o que de pronto la etapa profesional acorta nuestros tiempos y nos vuelve a veces esclavos de nuestras obligaciones. La cuestión es que hoy, por circunstancias de la vida, la realidad
es diferente. El bache generacional que surge post estudios (o en plena primera instancia laboral) es tan grande que, aquellos que todavía tienen muchas ganas de llevar el evangelio a las periferias, armaron una misión que se acopla a las misiones universitarias; la misión de profesionales.
El envío apostólico, gracia de nuestro Santuario, nos impulsa a encender nuevamente la llama misionera y nos invita a comprometernos desde otro lugar, menos días, pero con el fuego misionero que nos caracteriza. Varones y mujeres psicólogos, médicos, abogados, comunicadores sociales, maestros, ingenieros, arquitectos, diseñadores y distintas profesiones u oficios, nos reunimos una vez más en torno a un santuario improvisado dentro de una escuela y disponemos nuestro corazón para salir al encuentro de un pueblo que nos espera para compartir la fe.
La misión Gaudium Mariae número 20 nos brinda un espacio para frenar, rezar, reencontrarnos con un Dios que se hace niño en un pesebre y nos congrega en la ciudad de Arroyito, Córdoba, para que lo contemplemos juntos. ¿El resultado? Sorprendente. Hubo gente que no podía creer que todavía siguiéramos invirtiendo nuestro tiempo de esta manera, sacrificando la mesa familiar y las fiestas con amigos que suelen desatarse entre el 31 de diciembre y el 1º de Enero por compartir un mate o una gaseosa en sus casas.
En la misión nos reencontramos gente de distintas provincias: Córdoba, San Luis, Mendoza, Buenos Aires y Entre Ríos. Algunos nos juzgan de locos, pero preferimos decir que somos fieles a la alianza de amor porque justamente nos mueve este amor por la Mater. Queremos llevar la alegría del evangelio a los demás porque ha cambiado nuestra forma de ver la vida y de encaminar nuestros sueños. Para nosotros la fiesta gira en torno a recibir un nuevo año que comienza dando un mensaje de fe, esperanza y caridad a los que más lo necesitan.
Continuaremos en este nuevo camino aportando desde donde podamos cada uno y convencidos de que la Virgen peregrina es nuestra gran aliada en estos tiempos.
¡Ella es la gran misionera! ¡Ella obrará milagros!