Novicios de los Padres de Schoenstatt en hospitales de Chaco

Novicios de los Padres de Schoenstatt en hospitales de Chaco

Autora: Rocío Galo

“Schoenstatt en salida” nos invita hacia un campo en el cual nuestra Familia podría tener particular protagonismo, dentro y fuera de nuestro Movimiento. Esta iniciativa coincide con la tarea social que realizaron los novicios de los Padres de Schoenstatt Federico Ibáñez Rojas, de Paraguay; Johannes Korn, de Alemania, y Christopher Boardman, de Estados Unidos, en Resistencia, Chaco.

Luego de cursar su primer año de formación en Asunción, Paraguay, los tres jóvenes – que pertenecen a un grupo de 18 seminaristas – partieron hacia Resistencia para realizar prácticas sociales en los hospitales Pediátrico y Perrando, de dicha localidad.

Por cinco meses, Federico y Johannes desarrollaron sus prácticas en el Servicio de Alimentación del Hospital Infantil, mientras que Christopher trabajó en las áreas de oncología del mismo hospital y el Perrando.

En una cálida y extensa entrevista, los futuros sacerdotes han manifestado al Equipo de Comunicación de Fundación Santuario Diócesis Resistencia-Chaco, sus experiencias en los centros de salud, su vinculación con compañeros, con personas con dificultades en la salud y con la Familia de Schoenstatt de Resistencia.

¿Qué sintieron cuando les comunicaron que vendrían a Resistencia, Chaco?

Johannes: No fue una gran sorpresa porque habíamos conversado las ciudades que nos podían tocar. Lo que sabía es que no era tan grande y que la Familia de Schoenstatt en Chaco era chica. Entonces, me sorprendió al llegar que descubrimos que no era tan pequeña. Tenía muchas ganas de venir a Resistencia, era una de mis posibilidades favoritas y tenía ganas de conocerlos, más en este espíritu de fundación, el anhelo del Santuario en la provincia.

Federico: Para mí fue una sorpresa de Dios. Había conocido Resistencia en 2015 cuando un seminarista de los Padres de Schoenstatt (Cristian Rodríguez) me invitó a venir a esta ciudad  ­–yo era de la Juventud Masculina (JM)–, para participar de una misión de secundaria. Me acuerdo que llegamos, cenamos con una familia, luego fuimos directo a Colonia Popular, que es donde se realizó la misión, y no conocí nada de la ciudad. Fue mi primera experiencia como extranjero de la JM y fue para mí impresionante porque veía mucho potencial y anhelo de grandes cosas entre los chicos. Salí de las misiones y fuimos para Asunción, y en este momento dije: cómo me gustaría volver y quedarme más tiempo así conozco y aporto en este lugar. Nunca pensé que iba a entrar a los Padres de Schoenstatt y mucho menos pensé que iba a volver a Resistencia. Cuando volví, dije: qué impresionantes los planes de Dios.

Christopher: Cuando escuché que iba a Resistencia fue una de las opciones que había elegido pero también tenía ganas de ir a Mar del Plata. No conocía la ciudad y me gustó mucho el nombre. Había escuchado que era una Familia que estaba en conquista del Santuario y que era pequeña la comunidad. Yo estaba emocionado por conocer esta ciudad.

¿Cómo fue su experiencia durante los cinco meses que estuvieron como voluntarios en los hospitales Pediátrico y Perrando?

Federico: Hay situaciones del día a día que no te dejan de sorprender y son las que valen la pena recordar. A mí me marcó la apertura de los empleados en el hospital, que tan solo sabían nuestros nombres y nacionalidades. También una de las experiencias más fuertes es entrar a esos ambientes y que la gente te abra el corazón por completo. Empezabas a compartir, en el día 3 ya estabas dentro de su casa compartiendo lo que viven en su día a día, lo que creían o cómo estaba compuesta su familia. Para mí fue increíble porque yo no hice mérito para que las personas se abran conmigo sin ningún reclamo. Naturalmente el chaqueño es sencillo, abierto y cálido.

Johannes: Coincido con lo expresado por Federico, las personas nos hablan muy fácilmente y te cuentan su vida muy interesante. Los regalos del día a día, justamente ayer había una nena de 9 años, vi que estaba con otras personas, yo estaba con otras cosas y no pude ir a visitarla, y luego lo crucé a su padre en el pasillo y me dijo que su hija me esperaba. Esas pequeñas situaciones son muy gratificantes.

Christopher: Pensé que no quería ir a un hospital Pediátrico porque no tenían ninguna experiencia en hospitales y pensé que sería una vivencia muy fuerte. En los primeros meses (entre marzo y junio) trabajé en el área de oncología con el padre Gustavo Urbano, sacerdote que también es oncólogo, y también visité sectores de quemados y cirugías. Fue una linda experiencia y había momentos de acompañar a niños que tenían mucho dolor, fue muy fuerte experimentar esa realidad. He visto a chicos que mejoraron mucho, pude acompañar a sus familias en esos procesos y eso fue hermoso. Al finalizar las visitas, intentábamos hacer una oración para que puedan sentirse acogidos por Dios. En julio y agosto realicé mis prácticas en el hospital Perrando, estuve en áreas de oncología, clínica médica y cirugía. Me sorprendió que las personas sean muy abiertas y amables porque pensaba que la gente me trataría con más distancia por ser extranjero.

¿Sienten que les quedó algo pendiente por hacer en la diócesis de Resistencia?

Federico: Personalmente creo que siempre nos vamos a quedar con ese sentimiento de que podíamos haber hecho algo más. Primero por el carácter de la práctica que es social, por lo cual el contacto con la Familia de Schoenstatt no fue tan estrecho porque vinimos para otra tarea. Me hubiera gustado participar más en actividades del Movimiento, como el desarrollo de la construcción del Santuario. Pero pese a esto, yo creo que Dios nos volverá a unir en algún otro momento como lo hizo cuando vine a misionar hace unos años atrás. La confianza de que Dios se va a encargar de aquello que quisiste hacer y que otro venga a hacerlo.

Johannes: En un principio muchos tenían timidez de hablarnos e invitarnos a grupos, y en el último mes nos acercamos más con la Familia. Me quedo con más ganas de escuchar las historias de vida y su experiencia en Schoenstatt. Muchas veces cuando te vas a un lugar para ayudar, la gente no se da cuenta de que recibimos más de lo que damos. El regalo de escuchar su historia es muy grande. Recibimos mucho, pero nos quedamos con más ganas.

Christopher: Es un tiempo corto y eso no permite hacer tanto, sentí que después de cinco meses comencé a conocer la gente, a mis compañeros de trabajo, empecé a encontrar mi lugar y ver cómo vivir mi misión acá, pero se terminó. Creo que me faltó fortalecer mis vínculos con la Familia de Schoenstatt, poder compartir más con ellos y ayudar más. También, en este tiempo me hubiera gustado trabajar más con la Familia pero también era importante tener la experiencia en los hospitales y eso no dejó mucho espacio para los schoenstattianos.


En Chaco estamos en el camino de conquista de nuestro Santuario filial. ¿Qué consejos nos dan para poder lograr nuestro anhelo?

Johannes: Siempre tuve la impresión de que la Familia de Chaco es muy fuerte y tiene mucho potencial, pero podría usar más de su potencial. Hay muchos grupos y personas que están vinculadas pero no están tan conscientes de la necesidad de vincularse al terruño. Podrían hacer alguna actividad con los grupos, por ejemplo pintar una pared. En general lo veo muy positivo, veo que van por el buen camino en este proyecto.

Federico: Cada vez que los schoenstattianos nos encontramos, generamos vida y, en la medida en que anhelamos las cosas, vamos a ir recibiendo esas cosas, es decir, cuanto más anhelamos, va a ser la medida en que Dios nos regala las cosas. Entonces, creo que muchos son conscientes de la etapa de conquista del terreno, pero es importante que toda la Familia lo anhele intensamente. Hay que aprovechar esos encuentros, como decía Johannes, y que en esos momentos los que están con ese anhelo fuerte contagien esa vida y generen esa vida en el otro, para que sea una realidad que Dios nos haga el regalo porque, al fin y al cabo, es Él y María que dirán cuándo se dará ese Santuario.

Christopher: Tengo la experiencia de haber vivido la conquista del Santuario de Schoenstatt de Austin, en Texas, Estados Unidos. Los veo muy bien cómo se están preparando para la compra del terruño en donde va a estar el Santuario. No tengo tanto conocimiento de la Familia de Chaco, pero creo que hay que seguir conquistando el vínculo a donde se va a establecer María. Los martes tienen misa en el terruño, a veces no viene tanta gente, pero si ése no es un buen momento, buscar otras actividades para que haya más conciencia de esa conquista. Como próxima etapa, buscar tener una ermita en el lugar para que haya un pequeño Santuario para que la Familia tenga un lugar para rezar y ofrecer los aportes al capital de gracia. Nosotros en Austin hicimos una ermita casi en el mismo lugar en donde hoy está nuestro Santuario, celebramos la misa e hicimos muchas oraciones allí, como por ejemplo, rezamos por las mañanas muy temprano en grupos. Son experiencias muy lindas e increíbles que se llevan en el corazón y fue en el momento en que sellé mi Alianza de Amor. Es una locura cómo somos instrumentos y logramos que María se establezca allí y sea un lugar de peregrinación.

¿Qué aprendizaje les dejó esta experiencia?

Federico: Lo que reafirmo es que el tesoro que Dios nos regala tiene nombre y apellido, una historia de vida, una relación con ese mismo Dios que nos regala ese encuentro y María que se hace presente. Lo que llevo en el corazón de este lugar son rostros en particular, historias de vida y una gran Familia generosa que nos recibió.

Johannes: Los regalos que me llevo son los encuentros con personas, sus historias de vidas y vocaciones. Para mí fue una experiencia enriquecedora que me permitió no solo crecer como persona sino también en la fe junto a María y Dios, nuestro Padre.

Christopher: Me llevo muchísimas cosas. Luego de nuestro año cerrado en donde hubo mucha oración y que sentimos por nuestra misión que Dios nos llama, y de este tiempo en que llegamos muy motivados, muy convencidos de asumir más la misión que tenemos, hay que plasmar ese descubrimiento en la vida diaria. Seguir descubriendo la misión personal y ver cómo vivir en cosas pequeñas del día a día. Llevo en mi corazón esas situaciones chiquitas con mi pequeñez y mis límites. Tener esa certeza de cómo Dios y María me han dado tanta libertad de poder cumplir esa misión, compartir a Cristo con personas, me llevo mucha alegría y experiencias muy fuertes con las personas, Dios y la Mater.