Un mural en Tierra de María

Un mural en Tierra de María

Autor: Carlos Burgos, Federación de familias.

 

La Tierra de María

Tierra de María es el nombre que la familia Schoenstattiana de Corrientes dio al solar que desde hace tiempo es cobijo de sus actividades, reuniones, celebraciones eucarísticas, adoraciones, jornadas de formación, etc. Es el lugar escogido por la comunidad y por las diferentes ramas del Movimiento para desarrollar sus actividades, aportando abundantes contribuciones al capital de gracia para ofrecer a la Mater e invitarla -con muy suave violencia- a consolidar desde allí su trono de gracias hacia toda la familia.

Desde hace algunos años una “Corriente de Santuario” se ha ido transformado en un sentir y una inspiración que se traduce en un renovado compromiso por el carisma del Padre Fundador y en una creciente comunidad de corazones e ideales que trabajan día a día, aportando sus talentos y su tiempo en el desarrollo de múltiples actividades y tareas.

Creemos que la Gracia Divina obra de manera especial en este sitio. Quiere, a través de sus instrumentos, extender la Alianza de Amor con la Mater hacia todas las familias de corrientes. Su historia reciente nos revela que el 31 de mayo de 1993 se recibe en el barrio la imagen peregrina N° 09 de la Virgen de Schoenstatt y en 1995, una fuerte corriente de vida va juntando corazones, hasta que se inaugura la Ermita Nuevo Tabor.

Actualmente, la pastoral de santuario lleva adelante un conjunto de actividades y obras que quieren ser el reflejo material de la vida y los vínculos de la familia. Por ello, desde el Consejo Diocesano se han ido promoviendo ampliaciones y mejoras de sus instalaciones. Entre las que se consideran un portal de acceso y un mural que tienen la función de recibir a los peregrinos que lleguen hasta la Tierra de María.

El portal es un arco ojival de 8 mts. de altura que reproduce el perfil de la Imagen peregrina, como un símbolo de los primeros pasos de la Mater por Corrientes. El mural, por su parte, intenta contar una historia que pueda ser percibida como una fusión en la que el carisma de Schoenstatt “encarna” en la tradición mariana del correntino. Por ello, la idea de un mural permite recuperar en él las fuerzas tradicionales de la cultura local y canalizarlas en una expresión autentica de su identidad.

 

El Muralismo como expresión del arte popular

El proyecto del mural para Tierra de María se concibió en el marco de un acuerdo con la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste. Como un proyecto de extensión y transferencia que articula diversas tramas y protagonistas de nuestra realidad: el grupo de artistas, la familia Schoenstattiana, los ámbitos de formación que aspiran al rescate de nuestras raíces, etc. El resultado ha sido, entonces, necesariamente comunitario…

La técnica el esgrafiado, se utiliza en el tratamiento de muros y enlucidos y consiste en un grabado sobre una superficie de varias capas de revoque de diferentes colores. Con herramientas sencillas se producen surcos en la superficie haciendo aflorar los diferentes planos y, con ello, los contornos de la imagen que se quiere crear.

Su fundamento no es la precisión en los detalles de las figuras, sino la expresión artística de una idea que se manifiesta con toda su potencia en la riqueza del material y en la fuerza de sus colores, texturas y relieves.

Como todo arte, no busca representar una copia fiel de algún original, sino reconstruirlo, enriquecerlo, darle nuevos sentidos, despertar nuevas miradas.

Por ello, el mural es un espacio abierto a la percepción de cada peregrino que llegue a Tierra de María. Será, entonces, un instrumento de la Mater para “hablarle” de manera especial a cada uno de sus hijos escogidos.

Debe ser por este motivo que alguna vez Borges, citando a James Whistler dijo: “Art happens”, el arte sucede, el arte ocurre, es decir, el artees un pequeño milagro.

 

El mural

Todo intento de explicación quedará, entonces, tamizado por este pequeño milagro que el arte produce en todos aquellos que lo experimentan.

El mural completo tiene alrededor de 30 metros de desarrollo y está pensado en tres tramos. Este primer tramo se organiza en dos paneles. El primer panel, en el acceso inmediato a Tierra de María y como inicio del relato histórico, tiene al Padre Kentenich como protagonista principal. Un Padre que quiere recordarnos que somos “hijos de la Providencia de Dios”, como los Lirios del campo y los pájaros del cielo” (Mt 6,26 ss.).

Por eso, en la imagen, nuestro Padre Fundador está rodeado de lirios y de pájaros. Los pájaros son picaflores que en la cultura local se los conoce como Mainumby, ave sagrada de la tribu guaraní, que lleva consigo el “porá”, alma o espíritu de la vida. Según las creencias es un mensajero capaz de llevar el mensaje de alegría y amor a quienes lo necesitan.

La imagen del Padre Kentenich en armonía con la naturaleza expresa, de algún modo, su prédica permanente por la relación entre fe y vida, naturaleza y gracia.

Así, después de atravesar el arco de ingreso, la imagen del P. K. es la verdadera “puerta” que nos lleva a la Mater y a su historia en Corrientes.

El segundo panel tiene como protagonistas a la Mater, la Virgen de Itatí, la Cruz de los Milagros y los Peregrinos.

Nuestra historia como familia Schoenstattiana está enraizada en una cultura que se constituye a partir de los dos signos providenciales que condensan el mensaje cristiano del correntino.

Los dos “caminos” de evangelización históricos de su pueblo: la Cruz de los Milagros (Cruz fundacional de Corrientes) y la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí. Ellos han configurado a lo largo de la historia una inconfundible identidad cristiana, católica y mariana.

La Cruz y la Virgen de Itatí, ha sido motivo de peregrinación de sus fieles por más de 4 siglos de historia. A través de ellos el pueblo ha expresado siempre su fe y su esperanza en el amor y la providencia de Dios. Por eso, la figura del peregrino participa del mural. Una dimensión comunitaria del caminar y del peregrino que a través de la historia se ha movilizado en carretas, a caballo, a pie y en todo tipo de vehículos hacia sus lugares de oración y devoción.

La Cruz fundacional, construida con fragmentos de urunday, es el símbolo que resume la fe en Jesucristo Hijo de Dios, quien da su vida por nosotros y resucita de entre los muertos, es el madero bajo cuya sombra nace y crece la ciudad de Corrientes.

La Virgen de Itatí, desde 1615 recibe a todos sus hijos que caminan hacia ella con la ilusión de “tocar” su manto de Madre; llevarle sus promesas, peticiones y ofrendas. Cada año desde todas partes de la provincia y de la región miles de fieles de todas las edades caminan al encuentro de la patrona y protectora de todos los correntinos.

La Mater, el carisma de Schoenstatt, la Alianza de Amor, se insertan en esta historia evangelizadora, en esta trama de fe y devoción, en este verdadero amor mbareté (fuerte). La Mater peregrina -ahora- en esta tradición, en medio de sus carros de esperanza y entrega dócil a la providencia del Padre y a la imagen redentora de Cristo en la Cruz.

En el mural, el madero de la Santísima Cruz de los Milagros ocupa el lugar central. El travesaño de la Cruz es un “brazo” que fusiona toda la composición. Conecta las dos advocaciones que se muestran delante de sus respectivos Santuarios de origen. Alimenta la rueda que da movimiento a la vida cristiana y abraza a los peregrinos que llevan sus ofrendas hasta su Madre.

La fe, la comunidad correntina, los símbolos de su historia evangelizadora quieren hoy, en Tierra de María, ofrecer a la Mater un suelo fértil para que puedan fecundar las gracias de nuestro cobijamiento, transformación interior y fecundidad como discípulos-misioneros de Cristo y portadores de la Misión que nos legara nuestro padre fundador.