¡Ven Señor Jesús!
Autor: Padre Pablo G. Pérez, director nacional
Adviento, tiempo de preparación
Estamos comenzando el tiempo de Adviento, tiempo de preparación para la Navidad. Litúrgicamente, cada tiempo fuerte, Pascua y Navidad, están precedidos de tiempos de preparación. Tal como sucede en general en la vida ¡las preparaciones son largas y las fiestas cortas!
Cuaresma y Adviento son los tiempos de preparación que la Iglesia nos regala para que las grandes fiestas, acontecimientos de gracia, penetren y fecunden profundamente nuestra vida. En el decir del Padre Kentenich: “La medida de la gracia es la medida del anhelo”. Adviento es un tiempo de reavivar el anhelo por el encuentro con el Señor.
Final de los tiempos
En la liturgia, nos acercamos a este misterio desde la tradición judía. Por eso, bíblicamente hablando, las lecturas de este tiempo serán de temática apocalíptica. Hablarán del final de los tiempos. Hay una promesa de Dios. Él tiene el poder. Y aquel día lo manifestará.
El nacimiento de Jesús, la Navidad, es parte del cumplimiento de esta promesa. No como lo esperaban los judíos. Por eso lo rechazaron. Es el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, que celebramos en la Pascua. Con el nacimiento, empezó el tiempo final, pero todavía no termina. (Para los futboleros: estamos en el tiempo de descuento, terminaron los 90 minutos. Pero es como pasaba antes, no sabías cuánto estaba adicionando el árbitro).
Habrá otra venida del Mesías, la segunda, la definitiva, la gloriosa y final. No nos debe dar miedo sino todo lo contrario: esperanza y confianza. Por más linda que sea mi vida ¡se viene algo mucho mejor! Y si no la estamos pasando tan bien, con más razón nos alegramos. ¡Dios es nuestro liberador y salvador! Nos alegramos de esta venida definitiva y fin del mundo, que no es destrucción sino recreación de un mundo redimido. ¡Lo que viene es mucho mejor que esto! Sin desmerecer nuestra vida terrena. La valoramos, pero hay un anhelo de infinitud en el hombre, tal como lo decía San Agustín: “Mi corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti Señor”.
Espera activa
Esta primera mitad del Adviento pondremos nuestra mirada en que Dios cumple sus promesas y el final salvador del mundo se llevará a cabo. En la segunda mitad del Adviento recordaremos y haremos presente su nacimiento. Prácticamente podemos también decir que está naciendo o renaciendo o creciendo y lo hace también a través nuestro. De ahí que nuestra espera sea activa.
Como todo tiempo de preparación debe ser exigente. Prepararse exige. A mayor relevancia del acontecimiento futuro mayor preparación es la que exige. Preparación es la clave y todavía no celebrar y festejar, sino prepararse para eso.
En la misa, marcamos el tiempo con lo siguiente:
No hay gloria
Morado: color del alba previa a la salida del sol, que es Cristo.
Corona de Adviento, que nos marca esa creciente luminosidad.
Y en lo personal, ¿cómo me preparo? Un consejo: poner la mirada en lo que viene, en Jesús y no dejar que nos obnubilen las cosas inmediatas cotidianas. Preocupaciones, nerviosismos, exámenes, trabajos, peleas, chismeríos…. todas esas cosas que nos angustian, muchas veces tienen poco valor. Y al lado de Jesús se desvanecen. Como cuando amanece y dejás de tenerle miedo a la oscuridad.
Adviento debe ser un tiempo de tenerlo más presente a Jesús de una manera más palpable. ¿Cuál será esa forma concreta que me lo recuerde y haga presente al Señor cada día?
P. Pablo Pérez
Director Nacional