Ver para restaurar

Ver para restaurar

Autor: Eduardo Dedomenici, de Federación de Familias

 

El Santuario de Nuevo Schoenstatt en Florencio Varela, abrirá nuevamente sus puertas luego de su restauración. El domingo 23 de junio, fiesta de Corpus Christi, celebraremos que el Santuario restaurado es nuestra casa y hogar. Daremos inicio a las actividades del día a las 15:00 hs. Finalizaremos con la Santa Misa de 17 hs.

 

El paso del tiempo deja huellas en nosotros y también en los lugares y símbolos que queremos que perduren para siempre. Esto nos impulsa a restaurar, apuntalar, sanear. Cuando se trata de sacramentales o lugares santos, las tareas de restauración cobran otros significados.

No hace mucho, llegó a su fin la restauración del edículo que alberga el Santo Sepulcro. Los operarios que durante diez meses trabajaron en ello, al llegar a la piedra original, percibieron un fuerte olor a flores. El milagro no fue lo que percibieron sino la transformación interior que esa percepción produjo en esos hombres.

Tras 67 años desde aquel 20 de enero en que el Padre José Kentenich bendijo nuestro Santuario Nacional, llegó el tiempo de someterlo a una restauración más profunda, desde sus bases. ¿Qué produjo en nosotros el ver esos cimientos fecundados con tanto capital de gracia por parte de la primera generación de Hermanas de María? ¿Acaso este legado no nos compromete a preguntarnos, no solo, qué debemos restaurar en nuestros corazones, sino también, qué debemos restaurar en Schoenstatt y en la Iglesia?

Los cimientos del Santuario mostraron fisuras o signos de deterioro que debían repararse. Para detectar estas fallas tuvimos que ver lo que el tiempo había resquebrajado. No bastaba con interpretar los signos en la estructura visible, había que profundizar, cavar, llegar a la base, ver para dimensionar, planificar y restaurar.

En lo que a la Iglesia se refiere, el Papa, entre otros, pone el acento en el laicado como pueblo de Dios y su rol decisivo en la restauración de la Iglesia y del dañado tejido social.

En marzo de 2016, el Papa Francisco dirigió una carta al Cardenal Marc Ouellet, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, sobre la participación pública de los laicos en la vida de los pueblos. En su reflexión, pidió a los pastores “mirar continuamente al Pueblo de Dios” para evitar ciertos slogans que son bellas frases pero que no logran sostener la vida de nuestras comunidades. Por ejemplo, recuerdo ahora la famosa expresión: “es la hora de los laicos pero pareciera que el reloj se ha parado”.

Nuestro Pastor nos invita a repensar juntos, consagrados y laicos, nuevas formas de llevar a la práctica aquello que nos hizo vibrar al leer los documentos de Medellín y Puebla sobre el valor decisivo del laico en la gestación de la “Civilización del amor”.

 

Eduardo Dedomenici

Federación de Familias