Carta de alianza agosto 2022

Carta de alianza agosto 2022

Querida familia de Schoenstatt de Argentina:

Desde nuestro Santuario original, donde empezó esta loca aventura de amor con la Mater, les deseo un ¡feliz y bendecido día de Alianza! Los hago presentes en la fuente de gracias y sepan además que los he llevado como familia argentina a San Pedro, Roma. Allí tuve la gracia de participar algunos días de la Jornada Mundial de las Familias.

Dios vive en la familia

Fue una fuerte experiencia de Iglesia universal y una rica vivencia de los distintos carismas en perspectiva de pastoral familiar. Me quedó claro que Dios es familia y la familia es donde Dios vive. Allí Él está cómodo, se siente en su casa. Más allá, o incluso a pesar de todo. Mi familia no me distrae de Dios, sino que me ayuda a encontrarme con él. Quédate con nosotros (Lc 24,29).

También es el lugar donde se pueden experimentar tensiones, peleas, confrontaciones, incomprensiones, rencores, envidias y celos, porque es donde convivimos diariamente. Por eso, es lógico que en el seno de la familia es donde aprendemos a pedir perdón y a perdonar. Un rasgo de la pedagogía de Dios es hacer frágil todo aquello que Él quiere que cuidemos.

Cuando la familia es capaz de consolidar el amor como fundamento de su existencia, se transforma en el vínculo desde donde cada uno puede comprenderse, sentirse reconocido y valorado. En ningún otro lugar uno se experimentará tan incondicionalmente amado.

No niego las complejidades familiares. Vengo de una familia y vivo en una familia. Los padres de Schoenstatt somos también una familia. El Movimiento y la Iglesia son familias. La humanidad entera está llamada a ser una gran familia. Por eso el Papa se animó a escribirle a toda la humanidad y titular ese escrito “Fratelli Tutti”. Claramente Dios está detrás de este proyecto.

Como humanidad somos siempre un proyecto de familia. La gracia de Dios y su misericordia son más fuertes que todas nuestras debilidades y miserias, que toda ambición humana. Una y otra vez recomenzamos este proyecto. Dios no se cansa de volver a empezar su obra[1]. Hoy sabemos y esperamos que la paz vuelva al mundo entero. Por eso rezamos.

Mística schoenstattiana

Sigo posgustando también el Congreso Internacional de Pentecostés. Me asombró la gran repercusión que tuvo la charla del Prof. Rodrigo Guerra López. Destacó la gratuidad de la gracia. Nos sonó novedoso. Me preguntaba por qué. Cuando enfatizamos tanto la colaboración humana (el capital de gracias) corremos el riesgo de olvidarnos que Dios es el principal protagonista de la historia.

Es el riesgo del pelagianismo. Creer que “nos ganamos” la gracia con nuestros actos. Quizás muchas de las experiencias de schoenstattianos que terminan quemados en sus apostolados tengan que ver con esto. Cuando normalmente decimos que “conquistamos algo” es un decir que nos sirve pedagógicamente. Porque en realidad no conquistamos nada, siempre es Dios quien nos lo regala.

El amor de Dios es tan grande que quiere darnos su gracia como si fueran nuestros merecimientos. El capital de gracias posee una verdad pedagógica. Es una invitación de Dios a colaborar en su obra. “El que te creó sin tu consentimiento, no quiere salvarte sin tu consentimiento” (San Agustín). Pero no estamos ganándonos la gracia. Siempre es gratuita.

El capital de gracias, dado que implica movimiento, acciones, plasmaciones, cultivo de actitudes, etc., nos ayuda a disponernos para que la gracia de Dios riegue todo nuestro ser. La vida actual es exigente y por eso necesitamos, más que nunca, el actuar de Dios en nuestra vida.

Argentina, una vez más, nos duele

Como argentinos hemos vuelto a atravesar momentos de crisis. Duele que, como otras veces, son autogeneradas por confrontaciones internas. Nos volvemos a desilusionar de nosotros mismos. Que los politólogos lo analicen desde la política. Con una mirada de fe, en el pensamiento kentenijiano, cada desilusión es un llamado de Dios para buscar una ilusión superior.

Me ayuda contemplar al Padre Fundador en relación con su país. Vivió en carne propia la tragedia de las dos guerras mundiales, el terror del Nacionalsocialismo, campos de concentración, etc. Fue groseramente desilusionado por su país y, sin embargo, pudo volver a ilusionarse sabiendo que Dios es el fundamento del vínculo a nuestra Patria. Más allá de las desilusiones, Él no nos desilusionará. Ayuda saber que nunca este mundo colmará nuestras expectativas. La patria que anhelamos es la patria celestial.

Misceláneas de cierre

Les pido oraciones por las comunidades de consagrados de Schoenstatt. Los Padres y el Instituto de Diocesanos estamos de capítulo internacional. En septiembre será el de las Hermanas y de la Federación de Familias. Que el Espíritu sople fuerte por estos pagos para renovarnos en el carisma y seguir siendo un aporte a nuestra Iglesia.

Nos unimos como familia argentina también en estas semanas previas a la bendición del Santuario de Corrientes. ¡Qué gran regalo un nuevo lugar de gracias en el Noreste argentino! Nos sumamos con capital de gracias, oraciones y, todos aquellos que podamos, peregrinando a la querida tierra correntina, tierra de María.

Muchos saludos y bendiciones a todos los niños que este próximo domingo festejan su día. En especial a aquellos pequeños de nuestra familia de Schoenstatt. Pidamos todos un corazón de niño alegre y confiado en Dios, nuestro Padre.

Los saluda y bendice, 

P. Pablo Gerardo Pérez

Director Nacional

Movimiento Apostólico de Schoenstatt Argentina


Compartimos el link del video de Alianza de agosto 2022: https://youtu.be/JgeQwSDiTNM


[1] Sigo la lógica del pensamiento del Papa Francisco que nos dice: “Dios no se cansa de perdonarnos. Somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón”. En este caso somos nosotros los que nos cansamos de querer vivir como hermanos, como familia.