Fiesta de Jesucristo Rey
«Es necesario que Jesucristo reine, a fin de que el Padre Dios sea todo en todos…
…Tú coronas el año con tus bienes – ¡Buen Pastor!…
Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino…»
(1Corinto 15,20-28; Salmo 65 y 22; Mateo 25,34)
¡Bendición y Paz! Queridos Lectores:
Desde la sombra del Santuario de la Ssma Trinidad, con María del Rosario, Corazón de la Iglesia, les puedo acercar con estas líneas, mis mejores deseos y oración.
En este noviembre tan especial, que parece va pasando tan denso y veloz al mismo tiempo. Mes de tantas vivencias, y que como bisagra deja atrás demasiado y abre por delante tanto nuevo y más. Mes en el que transcurre la devoción a María hasta el 08 de diciembre. Mes de cierre del proceso electoral e inicio de una nueva etapa en el marco de los 40 años de Democracia. Mes en el que coronamos el año litúrgico, para luego iniciar uno nuevo, tiempo de gracia y bendición, don de Dios… El encabezado está jalonado con frases de la Liturgia de la Palabra de este domingo 34 del año, llamado Domingo de Jesucristo Rey. Las propongo como eco de alabanza, de nuestra fe, esperanza y amor bautismal; expresión de nuestro deseo, y estandarte que llama a seguimiento, a vivencia cotidiana, como discípulos, misioneros, aliados…
Tú coronas el año con tus bienes – ¡Buen Pastor!…
Queremos coronar a Jesús, por gratitud. Y es Jesús, quien quiere coronarnos como hermanos, como hijos amados. “Corona por corona, fidelidad por fidelidad”, nuestro Padre y Fundador, muchas veces con estas palabras nos invita a renovar y profundizar nuestra condición de aliados de la Mater, nuestra Madre y Reina. Ella, como reina, participa como “compañera y colaboradora” de Jesucristo Rey y Salvador, en favor de nuestra fiel filialidad. Con ella somo hijos y herederos. Así, podemos vivirlo y profundizarlo en este Mes de María, en el que andamos. Una perlita: el pasado día 07, en el Santuario de Belgrano, pudo celebrarse la Consagración al Rosario, que también cumple 40 años. Siguiendo una iniciativa de “cielo-tierra”, algunos aliados que conocieron a Don Joao, a la vuelta, con el Padre Esteban, quisieron dar este paso audaz. Un gesto y Capital de Gracia que es corona de gratitud y deseo de mayor entrega; una corona de rosas, un rosario rezado, vivido y ofrecido como obra de amor, si transformamos cada misterio meditado en una obra de misericordia.
Otra perlita de este tiempo: aquí en mi ciudad y arquidiócesis, estamos celebrando el Jubileo de 250 años de presencia de María del Rosario. Ella es Reina y Fundadora, y nos desafía en este tiempo tan ensangrentado, a ser sus “misioneros de la paz”. Nuestra devoción mariana, nos desafía de un modo intenso en este tiempo tan particular. Desde el Santuario/Catedral, Ella nos regala historia, arraigo e identidad, nos hace hijos y ciudadanos de la Cuna de la Bandera. Ella desde el Santuario de Schoenstatt, nos quiere educar y enviar como aliados y apóstoles del Rosario, para la misión. Y así la coronamos en su “lugar predilecto” como “Reina de la Familia”, por cumplir 30 años de presencia, sus hijos rosarinos schoenstattianos, con renovado amor y devoción.
Perlita final: este noviembre, está en medio del 4to Hito de nuestra historia como Familia de Schoenstatt Internacional; no sólo por el cumpleaños de nuestro Padre José, sino también por la misión que él mismo nos encomendara haciendo nuestro el regalo que se le ofreciera en aquél 1965, a la sombra del reciente Concilio Vaticano II, momento sinodal de toda la Iglesia, el Santuario de Belmonte-Roma de la “Madre de la Iglesia” y de la “Iglesia que es Madre”. Se corona así la misión posconciliar de su Familia para los tiempos más nuevos; misión que hoy queremos redescubrir, vivir y celebrar. Seamos seguidores de este buen pastor, y dejemos que su victoriosidad nos corone.
Tú coronas el año – ¡que Jesucristo reine, y el Padre sea todo en todos!
Noviembre de un año electoral. Varias veces hemos pasado por las urnas, en varias ocasiones y de diversos modos… Recientemente ha sido elegido quien conducirá junto a sus colaboradores, por los próximos 4 años, los destinos de nuestra patria… Delegar en él esa tarea, no nos desobliga de nuestro compromiso ciudadano. Lo que “Dios y la Patria le demande” -ojalá más bien le retribuya y felicite-, también será demanda o felicitación para nosotros. Una convivencia democrática implica la sana relación de derechos y deberes cívicos, además de atender y cuidar el bien común, lo propio y lo ajeno es patrimonio de todos, por el bien común…
Recemos y velemos por los gobernantes, por el reciente elegido, y por todos, al mismo tiempo que volvamos a empoderarnos de nuestra propia misión para este tiempo. Cada uno desde su realidad, su vocación, su posibilidad, ya que construir una Patria Familia, es tarea de todos, desde la libertad de nuestro ser, creer, pensar, actuar, además del ejercicio de votar. Por eso, para nosotros, es tan necesario que Jesús reine; en Él, por Él y con Él, está garantizada una sana vinculación fraterna, y así el Padre encontrará una “familia de hijos”. Seamos dignos Ciudadanos.
Tú coronas el año – ¡Vengan y reciban el Reino!
Cada vez que amamos con sencillez y pasión, cada acto de misericordia que hacemos de corazón, Jesús el rey, lo valora y agradece. Él también nos corona con su propia felicidad. Nos llama “bienaventurados” en el Sermón del Monte, y nos dirá “benditos del Padre”, porque nos reconoce coherederos suyos delante de Dios, Juez universal y misericordioso. Las lecturas de este domingo solemne, nos muestran ese día final, esa herencia y promesa, esa alegría por el don reciproco del amor: “Cada vez que lo hiciste por el más pequeño, por mí lo hiciste”.
Estamos cerrando un año litúrgico, e iniciamos otro, les decía, y lo hacemos antes de cambiar el almanaque… La Liturgia, y con ella la Providencia, nos invita a primerear en el amor, a santificar la vida diaria como respuesta a ese amor, que se plasma en el tiempo y las circunstancias. Creemos y vivimos de la fe práctica y filial, en un Dios que reina y ama el mundo, obra de su creadora genialidad. Esperamos y vivimos la certeza de un Espíritu que todo lo dirige con sabiduría y bondad, hasta la plenitud de los tiempos. Amamos y vivimos la alegría de Jesús rey y buen pastor, que nos llama en cada rostro, especialmente en los más frágiles y vulnerables; en su nombre amamos, y es a él a quien amamos. ¡Santa travesura de su amor encarnado y pascual! ¡Queremos coronarlo, y es Él, quien quiere coronarnos!
Con María Reina nuestra aliada, somos hijos y herederos de Jesucristo, Rey-Buen Pastor. Seamos discípulos y misioneros, aliados y servidores, en ese vínculo recíproco y entrega apostólica, que sella nuestra adhesión cordial a su persona y misión. Queremos coronarle agradecidos: «te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o preso, y te socorrimos»; y al mismo tiempo quiere coronarnos, al recibir indignos y pecadores la corona de su amor: «cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo». Siendo reyes humildes de nuestra inteligencia, voluntad y corazón, seamos buenos seguidores, atentos a sus señales, y generosos en la ofrenda de amorosa entrega: «Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo…».
Unidos en Alianza y Misión, Coronamos y somos coronados,
Dario Gustavo Gatti
Instituto Secular, Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt
“Con María del Rosario, Misionamos por la Paz”