Hazme Madre, luz mariana de la misericordia y la victoriosidad del Padre
Padre Esteban Uriburu
9 de mayo 1937 – 12 de octubre 1998
Autores: Romina Migliora – Ana y Gustavo Gerbasoni – Benjamín Paz – Dolores Suasnaver – Eli de Aramayo – Ana Echeverria – Mercedes Bonorino – Silvina y Miguel Sosa – Cristina White – Flavia y Emilio Bianchi
En camino a los 25 años de la Pascua del Padre Esteban Uriburu, queremos como Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina en Argentina, dedicar este año a caminar en sus huellas y redescubrir su persona y su misión.
Invitamos a la Familia de Schoenstatt aquí y en el mundo entero a sumarse a un año en acción de gracias por su vida.
¿Por qué dedicarle un año al Padre Esteban Uriburu?
En vistas a la proximidad de los 25 años de su diez natalis, comenzó a brotar en algunos el anhelo de
agradecer, de celebrar de manera especial su vida y su misión. La GRATITUD, la memoria del corazón, se activó de manera espontánea. Fue como una moción del alma y el sueño de dedicar un año de acción de gracias por su persona fue sumando voluntades. Los aniversarios son siempre fechas que reavivan recuerdos y nos animaríamos a decir que, en casos como estos, son también momentos de irrupción de gracias.
LA VIDA SE ENCIENDE EN LA VIDA. Esta premisa que tantas veces repetimos en Schoenstatt es también motivo que empuja con fuerza. En virtud de ella, el Padre Esteban alentaba frecuentemente a alimentar el fuego de la propia misión personal leyendo sobre la vida de santos y de aquellos que,
aun sin estar canonizados, se habían dejado traspasar por el amor de Dios y se habían “jugado” por entero.
La fuerza de los ideales encarnados. Y por esto mismo escribió sobre la vida no sólo del Padre Kentenich sino también de varios de los hijos de Schoenstatt. Hoy su persona es también fuente de inspiración divina para quienes lo conocieron en persona y los que no. Su vida sigue teniendo mucho fuego para regalar y su LUZ MARIANA mucho para iluminar. De ahí el desafío de darlo a conocer más en profundidad.
Para la Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina, dedicarle un año a aquel que supo ver y abrazar “la jugada de Dios a nivel mundial” en la Campaña que don Joao Pozzobon iniciara en Santa María el 10/9/50 es sin duda de una riqueza singular. Es importante sobre todo luego de un tiempo de adversidad, donde estamos viviendo readecuaciones de nuestra vida social y eclesial, y necesitamos su creatividad audaz. Porque necesitamos rescatar su mirada sobre nuestro apostolado, su convicción de que nuestra Campaña es respuesta ágil para llevar el mensaje de María y Schoenstatt a todos nuestros hermanos. Porque queremos inundar nuestras almas con la vida y el ejemplo de Don Joao, como él lo hizo. Porque necesitamos soñar grande, porque necesitamos despertar a “más locos de amor”. Porque necesitamos aprender de su permeabilidad instrumental, su entrega filial y heroica a María, y su mirada al que más necesita.
Caminar en sus huellas como Campaña del Rosario, nos va a conducir con certeza a crecer en la fidelidad y entrega por nuestra misión de llevar a María y a su Hijo, a quienes los necesitan y esperan sus gracias; reconociendo siempre que lo importante no es lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios
hace a través de nosotros.
Nos acompaña además una certeza interior que la persona del Padre Esteban no es un don sólo para la Campaña del Rosario, sino para toda la Familia de Schoenstatt Internacional. Su vida tiene mucho para inspirar en los 3 llamados que se hicieran a nuestra Familia como fruto del Congreso de Pentecostés de este 2022 en el escrito “Ustedes son mi Carta”.
Aquél que el mismo Padre Kentenich llamo “el nuevo Colón” conquistó infinidad de corazones y lugares para la Mater a lo largo y a lo ancho del mundo. Su conciencia de misión, su fe práctica en la divina providencia y la confianza plena en que Dios interviene en el mundo de forma concreta a través de la disponibilidad de sus instrumentos lo llevaron a emprender nuevos caminos, a abrir puertas que parecían cerradas, a atraer jóvenes corazones con propuestas audaces y atractivas y a dejarse conducir por Dios en todo momento.
En el escrito del testamento de Don Joao Pozzobon, el Padre Esteban decía:
“El imperativo de esta hora tiene un nombre: grandeza. No hace falta detenernos a hablar del tamaño de las dificultades, tanto materiales como del espíritu. Lo decisivo es la magnitud de la respuesta a esos desafíos.”
Grandeza. Sin duda, la persona del Padre Esteban Uriburu nos alienta y nos anima a caminar en ese sentido, a todos como Familia y a cada uno con su originalidad.
Si querés compartir tu testimonio sobre el Padre Esteban Uriburu escribinos a cdelrosarioar@gmail.com
Para más información:
- Esteban J. Uriburu, Sacerdote y aventurero – María Laura Saadi, Emecé
- Padre Esteban J. Uriburu, así te recordamos – P. Alberto Eronti, Editorial Patris
- Experiencias & reflexiones – P. Esteban J. Uriburu, Editorial Patris