“¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a visitarme?”
Autor: P. Martín Clavijo
El pasado 31 de mayo, día de la Visitación de la Virgen María, entronizamos a la MTA en nuestra Parroquia San Rafael Arcángel, en el barrio de Villa Devoto. La conquista de la imagen, un cuadro octogonal como el de los santuarios filiales, comenzó a raíz de una visita de la Virgen. A fines de octubre del año pasado, estuvo con nosotros el cuadro de la Mater perteneciente a la Federación de Presbíteros diocesanos. Fue expuesto en el altar del Sagrado Corazón, y desde ese momento mucha gente comenzó a manifestarle su cariño y devoción.
Ocurre que nuestro barrio ya estaba familiarizado con la Virgen de Schoenstatt, principalmente gracias a la constante presencia de la Campaña del Rosario y de la Virgen Peregrina, y al rezo de las 1000 avemarías que se hace todos los años con motivo de las Fiestas Patronales. Además, en diciembre del 2020, tres mujeres de nuestra comunidad habían sellado su Alianza de Amor en el Santuario de Belgrano, y luego también ellas, junto a otros, empezaron a misionar con las Peregrinas, sobre todo entregándosela a personas que venían a misa y que tal vez no conocíamos de antes. Así fue como nuestra Madre comenzó a sembrar su Reino entre nosotros.
Al recibir el Cuadro de la Federación de Presbíteros, lo primero que hicimos fue comenzar un capital de gracias, explicándole a todo el que pasaba por el cuadro que podía contribuir con sus pequeños ofrecimientos de cada día. También quisimos regalarle a la Virgen una rueda de Alianza que fue sellada el 8 de diciembre del 2021, día de la Inmaculada Concepción, en el Santuario de Belgrano.
Cuando los nuevos aliados se enteraron de que el cuadro de la Mater se quedaba sólo por un tiempo, y que en breve seguramente iría a visitar otra parroquia, surgió un gran anhelo de que la Virgen se estableciera también entre nosotros. Desde el comienzo decidimos que nuestra conquista debía ser espiritual, que teníamos que mostrarle a la Virgen con todo nuestro amor, que queríamos que se quedara entre nosotros. Ella tendría que demostrarnos, por su parte, que quería elegir este lugar para establecer su trono. Pusimos manos a la obra y comenzamos a llenar un capitalario de cartón, con la forma del cuadro octogonal.
La fecha original en la que soñábamos hacer la entronización era el 25 de marzo, la Anunciación. Para ese día también organizamos otra rueda de Alianza. Pero llegado el momento de encargar el cuadro descubrimos de manera imprevista que no podría estar terminado sino hasta mediados o finales de abril. Estábamos decididos a interpretar todo como voluntad de la Divina Providencia: Dios tendría otros planes para que recibiéramos a Nuestra Madre. Así que buscamos otra fecha significativa de la Virgen que fuera pasando abril, y encontramos el 31 de Mayo, día de la Visitación de la Virgen María y fecha muy significativa para Schoenstatt.
Fijamos la entronización para ese día y encargamos el cuadro. Nunca dedicamos esfuerzos a pedir el dinero que se necesitaba; toda nuestra energía estaba en el capital de gracias, aunque la gente sabía que, si quería, podía donar. Sin embargo, el día que encargamos el cuadro y recibimos el precio actualizado, al contar la plata ¡no nos faltaba ni nos sobraba un solo peso! ¡Mater perfectam habebit curam!
Poquitos días después de sellar la Alianza del 25 de marzo, partió para el cielo uno de nuestros aliados de diciembre, Carlos Adrio. Había ofrecido toda su enfermedad y sus sufrimientos a la Mater. Nosotros pudimos experimentar cómo Ella fue fiel a su Alianza. Cuando Carlos podía venir a misa los domingos, pegaba un papelito en el capitalario para ofrecer todo lo que estaba viviendo: “Concédeme permanecer con mi corazón junto al tuyo para ser reflejo del amor de tu Hijo ante quienes me rodean, y dar fiel testimonio del amor del Padre”. Así rezaba el final de su oración de Alianza. Y así fue. Tuvimos en Carlos un testimonio vivo del poder de la Alianza de Amor, en la que decantó el amor que toda su vida había tenido por la Virgen. Un verdadero hijo de la Lujanera, que amaba servir en nuestro puesto sanitario en las peregrinaciones de octubre, y pasaba largos ratos contemplando su Imagen. Un amor que estamos seguros de que fue correspondido.
Finalmente, nuestro cuadro estuvo listo el Sábado Santo. Compartimos la alegría con todo el mundo. La Hna. María Julia nos recordó que el Cuadro Original también llegó durante el Triduo Santo a la estación de trenes de Vallendar, en 1915, y que los Pallottinos tuvieron que hacer un gran esfuerzo para que los dejaran retirarlo. Nosotros tuvimos que esperar a la semana siguiente, y nuestro cuadro llegó en plena Octava de Pascua.
Así como las Peregrinas venían recorriendo casas, inmediatamente sentimos que el cuadro que sería entronizado un día tan significativo como el de la Visitación no podía quedarse quieto tanto tiempo hasta que llegara la fecha. El cuadro de la MTA también visitaría las casas del barrio hasta el día de su entronización. Además, visitó Luján el 8 de mayo, el Santuario de Florencio Varela el 25 de mayo (donde lo bendijimos en una emotiva celebración familiar), y el de Belgrano el sábado 28 de mayo, día en que volvimos a regalarle Alianzas a nuestra querida Mater.
Y así llegó el 31. ¡Tantas cosas en tan poco tiempo! No teníamos duda de que la Mater ya había comenzado a obrar milagros de gracia entre nosotros. Desde las 11:00 am nuestra comunidad junto a los aliados (más de 40) estuvo rezando las 1000 avemarías en el lugar del altarcito sobre el cual entronizaríamos el cuadro, finalizando con un Rosario iluminado antes de la Misa.
Fue un día hermoso, coronado por la alegre celebración de la Eucaristía, presidida por el P. Cesar Femia, en compañía de los Padres Pablo Pérez, Santiago Aduriz, José M. Vallarino, y Martín Clavijo. Al final de la celebración, llevamos el cuadro en procesión hasta el lugar en el que íbamos a colocarlo. Allí se consagró y se bendijo, pidiéndole a la MTA que derrame abundantes gracias sobre sus hijos que la visiten.
Luego, al canto del Ave María, todos ofrecimos claveles a la Virgen al pie de su altar. Nuestra Madre quiso que la celebración fuera verdaderamente familiar, y contamos con la presencia de las ramas, federaciones e Institutos del Movimiento, con quienes nos hemos ido vinculando en este tiempo, como una gran familia, y muchos más que no quisieron perderse esta fiesta.
Nos falta mencionar a alguien que, creemos, jugó un papel especialmente simbólico en medio de todo esto: San José. Su imagen peregrina, réplica de la que hay en la Basílica de Flores, nos visitó a fines de Octubre del 2021, para nuestras fiestas patronales, apenas antes de que nos visitara el cuadro de la Federación. Fue una hermosa visita.
Pero no quedó todo ahí. Cuando, hace unas semanas, comenzamos a lijar la pared que está entre la imagen de San Cayetano y la de San José de nuestra parroquia, todo comenzó a llenarse de polvo. Pero, llamativamente, San Cayetano que estaba a la izquierda no apareció cubierto de blanco. ¿Quién se ensució todo cuando le preparamos un lugar a Nuestra Madre? ¡San José, su castísimo esposo, que está a la derecha! Ojalá que también nosotros nos sigamos ensuciando para extender el Reino de nuestra querida Mater: ¡Madre, obra milagros de gracia entre nosotros, pero, por favor, no lo hagas sin nosotros! ¡Nada sin ti, nada sin nosotros!