Un milagro y una ofrenda de Misericordia
Autora: Pierina Monte Riso – Instituto Secular Nuestra Señora de Schoenstatt
Hablar de la Hna. Emilie es referirnos a la misericordia divina realizada y experimentada en una persona. Una experiencia de desposorio entre miseria humana y la misericordia divina.
Un día, el P. Kentenich le escribía a la Hna. Emilie:
“Que alegría sería para mí, si aquí o en la eternidad, pudiese contemplar que la Familia ha gestado una santa canonizable, ¿no quisiera ser ud. esa santa?” El proceso que Dios fue realizando en ella fue verdaderamente lento, interior y profundo.
Siendo profesora, y por su interés pedagógico, fue una de las primeras mujeres que ingresó a Schoenstatt, considerando más adelante (1/10/1926) su ingreso como la fecha de fundación de la Hnas. de María.
Durante su vida pasó por muchos cargos y tareas dentro de su Instituto: fue miembro del Consejo General, superiora regional, maestra de novicias, maestra de terciado, madre general de cursos, superiora provincial, etc.. , anhelando siempre ser una transparente de Dios que conduzca hacia el Padre.
Miseria humana y misericordia divina
Al cumplir sus 50 años, Emilie constata que ha sido una vida “en la cual las inefables misericordias de Dios se entremezclan maravillosamente con las miserias humanas”.
Miseria y misericordia pueden verse aquí como su enfermedad y su remedio. Ella experimentó gran angustia y miedo por сгeer en una imagen distorsionada de Dios y de su justicia, lo que la llevó a tener una conciencia escrupulosa y a sentirse lejos de lo que “debía ser” una hija de Dios.
Al conocer al P.Kentenich experimentó una mirada distinta: Él cree en ella, en su bondad, y la va educando y acompañando paternalmente.
En sus escritos expresaba Emilie:
“Cuanto más débil es el instrumento, ¡mayor es lo bondad y la misericordia de Dios”!
Se experimentó un débil instrumento de María, pequeño, pero totalmente entregado a la voluntad de Dios, y por eso fuerte, digna y bondadosa; una mujer engrandecida por la misericordia de Dios, un magníficat redivivo.
El mundo de la filialidad. Una hija del Padre Fundador
A partir de sus limitaciones y del vínculo con el fundador, ella va experimentando el remedio de la filialidad, abriendo su corazón de forma filial ante la paternidad sacerdotal del P. Kentenich.
Es así como ella descubre que Dios es un Padre bueno y misericordioso y no solo justo. Comienza un camino de búsqueda de libertad interior y de confianza en Dios.
Al recibirla en Schoenstatt el Padre Fundador le escribe:
“Estimada hermana de Federación: La noticia de su licencia fue un hermoso regalo que me hizo nuestra amada Madre. Una gran parte de mis preocupaciones las deposito sobre sus hombros. Si le sigue siendo tan fiel a la Santísima Virgen, ella obrará milagros a través de usted. Dios eligió aquello que es ínfimo para avergonzar a quien se cree alguien’. Por eso, ame su nada, su pobreza, para que la omnipotencia de Dios se glorifique en su impotencia.” P. Kentenich
El Padre le enseñó principalmente a reconocer sus debilidades, limitaciones y fracasos como camino y puente hacia Dios. También la ayudó a sufrir con paciencia ofreciendo todo por amor y a crecer en misericordia y comprensión con los demás. Emilie comenzó a experimentar que Dios era bueno y la aceptaba y amaba tal como era, lo que la fue sanando psicológica y afectivamente.
El dolor y el sufrimiento serán también el camino pedagógico de Dios para con ella:
“Cuanto más la mano artística de Dios me vaya puliendo a través del sufrimiento, tanto más mi ser reflejará su imagen”
Intercesora por el retorno del Padre Kentenich del exilio
Emilie, al estar gravemente enferma escribió:
“Llena de alegría me dispongo a entregar mi vida para lo que nuestra amada Madre y Reina de Schoenstatt tenga previsto: si por ella desea mediarle al PK un feliz retorno, si quiere fecundar su obra de una forma especial… Que María disponga libremente. Todo es suyo y, por ella, del Dios Trino.”
Después de la muerte de la Hna Emilie, el P. Kentenich leyó en su testamento:
“Por toda la eternidad quiero cantar una alabanza al amor misericordioso del Padre y de la Madre y ser un sacrificio de alabanza. No puedo hacerle llegar ningún saludo a nuestro Padre, pero desde la eternidad estaré cerca de él y me mostraré tan agradecida como el buen Dios me lo permita.”
Actualidad de Emilie
El padre cree en el actuar de Emilie desde la eternidad y está convencido de que ella tiene una tarea importante. Refiriéndose a ella comenta:
“¿No será que la hermana Emilie tiene una misión especial desde el cielo en relación a la angustia que agobia a la humanidad actual?”
Y en otra carta, le escribe el P. fundador al P. Antonio Engel, hermano de Emilie:
“Su promesa, estar a mi lado después de su muerte para ayudarme en todo cuanto pueda, la acojo con el mayor gusto. Su misión podría comenzar enseguida. Aunque nunca hemos hablado directamente de esto, intuirás que la santidad de su vida y de su muerte es, en lo fundamental, obra de la gracia; pero también un fruto maduro de nuestros principios de educación.“
Hoy, 20 de noviembre, en su aniversario de fallecimiento, pidamos que Dios nos permita experimentar su misericordia en nuestra vida y vivir confiadamente como hijos, tal como la Hna. Emilie lo vivió y lo transmitió.