Schoenstatt es Alianza de Amor
Alianza con María, Madre de Jesús y Madre nuestra, la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt. Alianza de Amor que es camino de vida. Alianza que transforma.
Schoenstatt es Familia
La Alianza de Amor nos hace Familia. Familia con una Madre, María; un Padre, nuestro Fundador, Padre José Kentenich -reflejo de Dios Padre-, y un hogar, el Santuario. Familia que es Movimiento de renovación formado por personas de todas las edades y estados de vida. Familia que acoge a cada uno en su originalidad y que se pone en salida.
Schoenstatt es lugar de gracias
Schoenstatt, un lugar en Alemania. Una capillita convertida en Santuario, fuente de vida y renovación espiritual. Santuario donde María nos conduce a Jesús, abre nuestros corazones al Espíritu Santo, nos muestra el rostro del Padre. Allí nos cobija en su corazón de Madre. En la fuerza de la Alianza nos transforma. Enciende nuestros corazones en la misión y nos envía como apóstoles a todos los ámbitos.
Lugar de gracias que se multiplica por el mundo. Santuarios filiales en los cinco continentes, Santuarios del hogar, Santuarios del trabajo, Santuarios del corazón. En definitiva, Santuarios de Schoenstatt, porque allí se vive en Alianza de Amor.
Schoenstatt es misión
Misión recibida en la Alianza de Amor. Misión de ayudar a la Iglesia a renovar el mundo en Cristo y María. Misión que comienza al forjar nuestra propia personalidad: libre, filial y armónica, que conquista una síntensis vital entre fe y vida, entre naturaleza y gracia. Un hombre nuevo que busca plasmar la realidad de acuerdo al querer de Dios. Y una comunidad nueva, formada por personalidades autónomas, unidas por el vínculo del amor que nos hace responsables a los unos por los otros: germen y alma de un nuevo orden social.
Misión, también, de promover la unión de las fuerzas apostólicas en todos los campos, para afrontar en común el desafío y la tarea evangelizadora que presenta la realidad actual de la Iglesia.
Schoenstatt es espiritualidad
Espiritualidad como camino original dentro de la Iglesia. Espiritualidad con tres dimensiones esenciales:
Alianza de Amor
Como forma original y concreta de motivar y animar la Alianza bautismal. Una Alianza que es intercambio de corazones e intereses con María. Alianza que nos lleva a imitar su actitud de vida y que nos ayuda a tener un contacto vivo y permanente con el Dios de nuestra vida.
Alianza de Amor que, con sus “tres puntos de contacto”, hace a la originalidad de Schoenstatt. Es: Alianza con la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt Alianza vinculada al Santuario de Schoenstatt como fuente de gracias, donde entregamos nuestros “aportes al capital de gracias”: nuestros esfuerzos por educarnos a nosotros mismos y por la santidad para que María los transforme en gracias para otras personas. Alianza que, cuando la sellamos, nos insertamos en la primera Alianza de Amor que selló el Padre José Kentenich el 18 de octubre de 1914. La vinculación interior a él garantiza la fidelidad creadora al carisma original.
Conciencia de instrumentos
Por la Alianza de Amor nos ponemos en manos de María como sus instrumentos, para que Ella actúe por nuestro intermedio. Instrumentos del amor de Dios hacia las personas. Instrumentos para la renovación del mundo.
Santificación de la vida diaria
Santidad que une de forma armónica fe y vida, que busca el equilibrio entre la vinculación a Dios, a las personas, a las cosas y al trabajo. Santidad que consiste en hacer lo ordinario extraordinariamente bien y que le imprime a todas las cosas el sello del amor.
Espiritualidad que se fundamenta en la fe práctica en la divina Providencia como elemento esencial del carisma de Schoenstatt: buscar activamente la voluntad de Dios en la vida y en los acontecimientos, y responderle filial y eficazmente. Dios no solo cuida de los hombres y del mundo sino que expresa y manifiesta sus deseos de manera tal que el hombre los puede captar y responderle.
Schoenstatt es Movimiento de educación
Educar: servir desinteresadamente a la vida y a la originalidad de las personas. Despertar vida no solo con la palabra sino con el ejemplo y por la fuerza del amor: ser educadores educados.
Forjar personalidades auténticas. La gracia se une a un vigoroso esfuerzo de educación. Schoenstatt tiene su propia pedagogía. Pedagogía que nace del corazón y la experiencia del Padre Kentenich.
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